¿Y si el verdadero talento fuera saber vender lo que escribes, aunque seas del montón?

Vender lo que escribes aunque seas del montón.

¿Y si el talento no fuera escribir bien, sino vender lo que escribes aunque seas del montón? Aprende cómo destacar y vender tus libros.

Hoy te voy a contar algo que probablemente nadie quiere decirte en voz alta (porque queda feo, porque suena cruel, porque rompe la fantasía romántica del escritor bohemio que vive de café y aplausos).

Pero resulta que yo no vine aquí a caerte simpático. Vine a decirte lo que funciona.

Es así de simple: escribir bien en la actualidad está bastante sobrevalorado.

Sí, sí… has leído bien.

Escribir bien lo hace un gran número de personas que se sientan a redactar lo que sea delante de un ordenador. Y de hecho es la base. El requisito mínimo. El ticket de entrada. Ojo, no hablo de grandes literatos, me refiero al escritor promedio.

Lo difícil de verdad, lo que separa a los que viven de escribir de los que coleccionan rechazos, likes de compromiso y «ay, qué bonito lo que haces», es otra cosa.

Es vender.

Vender lo que escribes aunque seas del montón

Y no me malinterpretes, no digo que seas malo escribiendo ni que ser malo dé igual. Lo que digo es que allá afuera hay una cola infinita de gente que escribe igual o mejor que tú… y que probablemente seguirán igual de invisibles dentro de 10 años.

¿Sabes quién gana?
¿Sabes quién vive bien?
¿Sabes quién se paga las cenas sin mirar el precio del menú?

El que sabe vender lo que escribe.

El que entiende que una buena historia no vale nada si nadie la compra. El que deja de llorar por los rincones porque «el mundo no valora el arte» y empieza a hacer que el mundo lo vea, lo desee y lo pague.

Porque escribir es un arte. Vender lo que escribes es un superpoder. Y los que lo tienen… mandan.

¡Mandaron siempre!

Lo tienen hoy los copywriters, los autores autopublicados listos, los que entienden que escribir sin vender es un hobby caro.

¿Te duele? Perfecto. Señal de que esto es para ti.

Y no me vengas con excusas de «yo no sé vender», «es que no me gusta», «es que yo soy más de que el lector me descubra solo».

Claro, claro… tú sigue esperando que un lector te descubra en un mar de 347 millones de publicaciones al día. Ya me cuentas cómo te va con eso.

El lector no descubre nada. El lector compra lo que alguien le ha sabido vender.

Tu trabajo no acaba cuando pones el punto final. Empieza cuando decides que lo que has escrito merece ser leído por alguien más que tu tía la de Facebook.

¿Sabes lo que te propongo?

Que cambies el chip.

Te propongo que cambies el chip

Que entiendas de una vez por todas que no se trata solo de escribir bien… se trata de escribir y luego salir a la calle (o a las redes, o al mundo) a decirle a la gente:

«Esto que he escrito vale tu tiempo, vale tu dinero y vale tu atención».

Y que se lo digas tantas veces, de tantas formas y tan bien, que al final no les quede más remedio que comprarte. Eso es talento de verdad y lo que convierte a un escritor del montón en alguien inolvidable.

Eso es lo que nadie te enseña en los talleres de escritura creativa. Y eso no se aprende escribiendo solo. Se aprende vendiendo lo que escribes.

Javier Carbaial

P.D. Si te ha dolido este texto, enhorabuena. Lo peor que te puede pasar como escritor no es que te duela… es que te dé igual. Porque entonces sí que estás complicado en este rubro.

Si tienes alguna duda, pregúntameESTOY. No hay preguntas tontas cuando lo que quieres es avanzar. Estoy aquí para echarte un cable, no para que te vayas con la cabeza hecha un lío. Así que mejor preguntar que quedarse con la espinita clavada pensando “ya lo buscaré después”... porque ese “después” suele ser nunca. Preguntar es gratis. Quedarte con la duda… eso sí que sale caro.