Luisa Rayo: cuando el alma escribe y la fe guía cada palabra

Luisa Rayo: cuando el alma escribe y la fe guía cada palabra — Entrevista a una autora que escribe con el corazón abierto

A veces un libro no nace desde la técnica, ni desde el deseo de vender, ni siquiera desde el oficio. Nace desde lo más íntimo. Desde un corazón que ha sentido, ha dudado, ha confiado, y ha aprendido a ver belleza incluso en la incertidumbre.

Luisa Fernanda Rayo López, con solo 26 años, no es solo una escritora: es una buscadora. Una amante de las letras, de la música y del arte, que encontró en las palabras un canal para expresar lo que muchos sienten y pocos se atreven a poner en voz alta. Su primera novela, Un escritor sin memoria, es el resultado de esa necesidad profunda de contar, de sanar y de dejar huella. Y lo hizo autopublicándose, con todo lo que eso implica.

En esta entrevista, Luisa nos comparte con total honestidad su experiencia como autora independiente, sus miedos, sus aprendizajes y, sobre todo, la razón por la cual escribir y publicar se ha convertido en una forma de vivir con propósito.

J.C.- Luisa, cuéntanos un poco sobre ti. ¿Cómo comenzaste a escribir y qué significa la literatura para ti?

Mi nombre es Luisa Fernanda Rayo López, tengo 26 años, soy una amante de la música, el arte y las letras, principalmente. Para mí, cada libro, cada historia, cada capítulo, es un mundo nuevo por descubrir, por aprender y por vivir. De cada género literario se puede aprender mucho, pero mis preferidos son el espiritual, el suspenso, el romanticismo… y, sobre todo, el misterio. Y he aprendido mucho, la verdad.

J.C.- ¿Cuál es el título de tu primer libro y dónde podemos encontrarlo?

Mi primera novela se llama Un escritor sin memoria y lo puedes encontrar en Amazon.

J.C.- ¿Qué te llevó a elegir la autopublicación como camino?

Escogí la autopublicación porque puedo manejar mis ritmos, mis tiempos, y ser presente en todo el proceso que se hace. Desde la corrección hasta la publicación, porque entendí que no solamente escribir es corregir; es ver que en cada detalle uno es escritor, pero también es autor, es comerciante y, sobre todo, que no solamente eres tú quien se sienta bien con lo que escribes, sino que quien lo lee, aunque no lo conozca, sepa que está leyendo un buen libro. Y, pues, por el momento en que decidí publicar mi novela, Un escritor sin memoria, básicamente fue por temas económicos. También porque, para ese momento, no tenía los recursos para acudir a una editorial.

J.C.- ¿Cuál fue el reto más grande de todo el proceso?

Creo que el mayor reto fue enfrentarme a cada proceso: de corrección, de portada… básicamente a cada uno de sus pasos, porque soy nueva en todos esos campos. Y, pues, en este caso, yo soy una chica con discapacidad visual. Entonces, no solamente tenía que estar bien para mí, sino para todo aquel que lo lea, que lo compre y que le guste, obviamente. Mi mayor proceso fue ese: adaptar y saber que quedó bien para todo aquel que lo quiera leer.

J.C.- ¿Qué aprendiste que te gustaría compartir con otros autores que están empezando?

Lo que más me enorgullece de mi novela es que pude plasmar lo que estaba en mi corazón, lo que quise, lo que siento y, sobre todo, lo que pienso. Y que mi novela está llena de lo que todos vivimos día a día: los cambios, los giros inesperados, los enfrentamientos minuto a minuto en el alma, la vida, la mente y el corazón. Y como protagonista, aunque no entendamos muchas cosas ni sepamos por qué pasan, sí sabemos que hay un escritor que tiene plasmada en nuestra vida toda nuestra mente y nuestro corazón. Es por Él, y gracias a Él, que todo sigue su rumbo. Y si son cambios, son para mejorar o para aprender algo nuevo.

J.C.- ¿Por qué recomendarías tu libro a alguien que no te conoce?

Básicamente, me encantaría que lo leyeran, no solamente por leer, sino que se conecten con él, así como yo lo escribí: para alguien, principalmente para Dios y para el mundo. Que esa persona lo sienta suyo, lo quiera, lo recomiende… Pero, sobre todo, que sienta que —así como en mi protagonista— cuando un capítulo se cierra, solamente Dios sabe por qué y para qué lo está haciendo.

 


 

Luisa Fernanda no escribe para impresionar. Escribe para tocar el alma. Su historia como autora autopublicada es la prueba de que, cuando hay verdad y sensibilidad, no hacen falta grandes recursos para conmover al lector.

Desde Ciberautores queremos celebrar no solo su obra, sino su decisión de no esperar. De no rendirse. De decir “sí” a su voz y a su mensaje. Porque hay libros que se hacen con la mente, pero los que de verdad nos transforman… se escriben con el corazón.

Gracias, Luisa, por recordarnos que hay capítulos difíciles, pero que todo capítulo cerrado tiene sentido cuando confías en el Autor de tu vida.

Javier Carbaial

P.D. Puedes adquirir el libro «Un escritor sin memoria» en el enlace inferior.

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