Hay una idea dando vueltas por tu cabeza. A veces aparece como una imagen: un personaje entrañable, un mundo mágico, una historia sencilla pero poderosa. Otras veces se manifiesta como una vocecita que dice “algún día”. Lo curioso es que esa idea insiste. Porque quizás, aunque no lo digas en voz alta, en el fondo… quieres escribir un libro para niños.
Y no, no es solo una fantasía pasajera. Es algo que va tomando forma cuando ves una estantería de cuentos en una librería, cuando lees a tus hijos o sobrinos, o cuando recuerdas ese libro que marcó tu infancia. Tal vez incluso te sorprendes soñando despierto con cómo se llamaría tu protagonista o imaginando qué pasaría en la página siguiente. Esa semilla está ahí. Y crece.
Ahora bien, ¿por qué escribir un libro infantil?
Las razones suelen mezclarse. Por un lado, está la motivación profunda: dejar huella, compartir un mensaje, crear algo que inspire o acompañe. Escribir un libro es una forma poderosa de autorrealización. Implica ordenar tus ideas, conectar con tu imaginación, superar bloqueos y finalmente, ofrecer al mundo algo que antes no existía. Ese proceso transforma. Te obliga a creer más en ti, a tomar decisiones, a enfrentarte a dudas… y a salir fortalecido.
Pero también hay una motivación práctica. ¿Y si además de disfrutar el camino, pudieras generar ingresos? ¿Y si ese libro que tienes en mente pudiera entrar en casas, aulas y mochilas… y tú ganar dinero con cada ejemplar vendido? En tiempos donde el contenido se consume a un ritmo vertiginoso, los libros infantiles bien hechos siguen siendo un refugio. Padres, madres y docentes buscan constantemente materiales de calidad para formar, emocionar y entretener a los más pequeños. Y ahí podrías estar tú, con tu libro, aportando valor.
Muchos autores infantiles no vienen del mundo editorial ni tienen un máster en literatura. Son personas como tú: curiosas, sensibles, observadoras. Personas que sienten que tienen algo que decir, algo que contar. Algunos se inspiran en sus propias vivencias, otros en los desafíos de la crianza, en la diversidad, en la ecología o en temas emocionales. Y lo mejor es que hoy, gracias a herramientas como Amazon KDP o la autoedición, publicar un libro está al alcance de cualquiera que esté dispuesto a hacer las cosas bien.
Claro, no es magia. Hay que aprender, corregir, revisar, pedir feedback, cuidar las ilustraciones, pensar en el lector ideal, promocionarse. Pero se puede. Y cada paso que das te convierte más en escritor, hasta que un día te das cuenta de que ya lo eres.
Así que si alguna vez pensaste en escribir un cuento, si sientes que tienes algo que decir a los niños del mundo, si te emociona la idea de ver tu nombre en la portada de un libro… tal vez este sea el momento de tomarlo en serio.
Porque cuando un deseo se repite, no es casualidad. Es un llamado.
Y ese personaje, ese universo, esa historia que vive en tu cabeza… está esperando que la pongas en palabras.
A cumplir tus sueños.
P.D. Se de lo que hablo y tengo el paso a paso que tú necesitas. Lo puse todo en un libro. Ahora la pelota queda en tu tejado.