¿Escribir para sanar? ¿Es posible?
La mayoría de las personas cuando se enfrentan a un divorcio o una ruptura… bueno, qué te voy a decir que no sepas ya. Es como si te metieran en una lavadora industrial con centrifugado infinito: culpa por un lado, tristeza por el otro, rabia que no sabes ni de dónde sale y esa sensación de
“¿Y ahora qué hago yo con este caos emocional?”.
Pues mira, hay gente que se queda ahí, patinando en su propio dolor como quien intenta correr en la arena con tacones de aguja… y luego está la gente que decide hacer algo distinto.
Y ahí entra en escena la escritura terapéutica.
Que no, no es escribir para hacerte poeta ni sacar un bestseller (aunque oye, nunca se sabe). Es escribir para salvarte, para escucharte, para ordenar el desmadre mental que tienes y empezar a soltar lastre.
Sí, hay personas que necesitan escribir por algo diferente al dinero, a la fama o al amor por la literatura. Necesitan escribir para sanar.
Y te lo digo desde ya: funciona.
Pero claro, no vale con sentarte y escribir cualquier cosa, así como así. Por eso me gusta tanto lo que hace Violeta con su formación de Escritura terapéutica para sanar el divorcio. Porque no es un taller cuqui de escribir cartas de amor a ti mismo (que también está bien, pero esto es otra cosa). Es un proceso serio, directo, bien pensado… y lo mejor de todo: está diseñado para que cualquier persona —hasta las que dicen “yo no sé escribir”— puedan hacerlo y sacarle partido.
En dos semanas. Solo dos. Y media hora al día. No me digas que no tienes tiempo porque seguro que te has tragado más de una serie entera de Netflix en ese mismo rato.
Lo que propone Violeta es sencillo pero brutalmente efectivo. Son 10 pasos (basados en su método TenET) que te llevan de estar hecha polvo a volver a sentir que mandas en tu vida. Es como un GPS emocional que te saca del atolladero.
Empiezas conociendo tus emociones (sí, hasta las feas que no quieres ver ni en pintura), luego te creas tu propio refugio seguro, te lanzas a escribir un diario emocional y poco a poco vas soltando culpa, dolor, rabia, lo que sea que te tenga atrapada.
Y después viene lo bonito: el perdón (que a veces no es para otros, sino para ti misma), el amor propio (que suele estar por los suelos después de una ruptura) y esa chispa creativa que creías perdida.
El final es casi lo mejor: reconectar con tu propósito, con lo que de verdad te mueve, y hacer de la escritura una costumbre diaria. Una especie de ritual tuyo, íntimo, poderoso.
Esto no es un curso más. Es un refugio. Un lugar donde puedes llorar, reír, escribir burradas si hace falta, pero sobre todo un lugar para sanar.
¿Que aprendes?
Y la magia está en que no necesitas más que un cuaderno y un boli. Y las ganas, claro. Así que si estás en ese punto en el que piensas que ya no puedes más o que “esto no se me va a pasar nunca”… créeme, se pasa. Pero solo si haces algo diferente.
Y la escritura terapéutica puede ser ese “algo”.
Y eso, amiga o amigo, eso sí que no tiene precio.
P.D. Y si no te lo crees, haz la prueba. Empieza hoy, escribe lo que sientes sin filtro, sin postureo, sin intentar que suene bonito. Y luego me cuentas. Porque hay heridas que no las cura el tiempo… las curas tú, con lo que haces con tu tiempo.
Si te interesa, te dejo el enlace al curso Escritura terapéutica para sanar el divorcio de Violeta Marina-Natera.
Violeta Marina Natera, creadora del curso «Escritura Terapéutica para Sanar el Divorcio es exprofesora investigadora de la Pontificia Universidad Javeriana Cali (Colombia). Doctora en educación. Magíster en Lingüística y Español. Fonoaudióloga. Sus intereses investigativos se relacionan con la escritura académica y las iniciativas de las instituciones de educación superior para promoverla, en especial centros y programas de escritura, y la escritura a través del currículo y a través de las disciplinas. Ha investigado las teorías, prácticas y administración de los centros y programas de escritura de Latinoamérica.