Los primeros 5 segundos: cuando contar bien ya no es suficiente
Hoy en día, escribir bien es como vestir a la moda: te da puntos, pero no garantiza nada. Porque la selva digital no premia al que mejor redacta, sino al que mejor atrapa. Y ahí es donde entra el nuevo storytelling. El salvaje, el que no pide permiso. El que entiende que si en los primeros cinco segundos no haces que alguien se quede, lo perdiste. Y algunos ya dicen que los segundos son tres.
Vivimos en una época donde todo compite con todo. Un post compite con una serie. Un email con un meme. Un cuento con un vídeo de TikTok donde alguien se cae de una escalera. Así de loco es el panorama. Y por eso contar una historia ya no es suficiente. Hay que contarla de forma que sea imposible no quedarse a escuchar el final.
El storytelling digital en 2025 va de agilidad, de impacto y de autenticidad sin filtros. Olvídate del narrador clásico, del tono neutro, del “érase una vez” que tarda media página en arrancar. Aquí lo que vale es la frase que te pega un bofetón en la primera línea y te deja pidiendo más.
Y no es que la gente no quiera leer. La gente está leyendo todo el día: en redes, en newsletters, en blogs, hasta en los captions de Youtube. Pero ahora consume historias en porciones rápidas, con lenguaje directo, con un ritmo que te lleva de la mano sin darte tiempo a mirar el móvil. O lo hace así… o no lo hace.
Por eso los autores que entienden las reglas del juego están creando contenido como si fueran creadores de series. Hilos en Twitter que son auténticos relatos comprimidos. Publicaciones en Instagram que en unos pocos caracteres te hacen reír, llorar o querer compartir. Correos que parecen cartas escritas solo para ti, y que, sin darte cuenta, terminan vendiéndote algo.
Esa es la magia del nuevo storytelling digital: entretiene, conecta y vende. Todo al mismo tiempo.
Y si estás pensando “pero yo escribo novelas, no soy un bufón de las redes”, cuidado. Porque las redes no son solo un sitio para colgar fotos de gatitos. Son tu escaparate, tu trampolín, tu audiencia potencial. Y si no aprendes a usar ese lenguaje —el de la historia potente, breve y con gancho— vas a ver pasar a otros que sí lo hacen. Y que, con menos talento literario que tú, venden el triple.
La clave está en adaptar el mensaje sin perder el alma. No se trata de banalizar lo que cuentas, sino de entender cómo lo consume hoy tu lector. Es otro formato, otro código, pero el corazón sigue siendo el mismo: conectar desde lo humano.
Así que sí, está bueno seguir escribiendo esa novela, pero tal vez hay que aprender a trocearla, a contar partes, a mostrar el detrás de escena, a dar pequeñas dosis que inviten a «entrar». Porque si la historia no entra por lo digital, nadie va a ir a buscarla al papel. Aunque esta, no lo olvides, es solo mi opinión.