La IA como coautora: ¿una aliada creativa o un arma para tramposos?
Hay escritores que creen que usar una inteligencia artificial para escribir es como ponerle rueditas a una bicicleta de carreras. Y hay otros que ya no se bajan del patinete eléctrico y van como rayos, ¡para qué me voy a cansar!
La diferencia está en cómo entienden la herramienta.
Hoy, mientras tú aún estás discutiendo si está bien o mal usar IA para escribir, hay autores que ya la están utilizando para trazar tramas, probar diálogos, ordenar ideas caóticas y hasta para poner títulos más potentes que los de cualquier editorial de toda la vida.
Pero…. (en mi no tan humilde opinión): la cosa no va de reemplazo. Va de ritmo, de estímulo, de acompañamiento. Es como tener un sparring escritor al lado, que no se cansa, no se ofende y te lanza sugerencias cada vez que le das una patada al teclado y te atragantas con un párrafo. Y siento decirte que le da igual que le des las gracias.
Y sí, puedes escribir tú solo a pulso. Pero igual que antes necesitabas un diccionario, luego un corrector, después un Word, ahora tienes una IA. No te pongas dramático. Mi abuelo lo diría más directo: ¡joder, no seas tan gilipollas! (pero eso lo diría mi abuelo, no yo).
Lo que pasa es que mucha gente sigue pensando que usar IA es hacer trampa. Como si invocar a ChatGPT fuera pedirle a un demonio que te redacte el capítulo 7 mientras tú ves Netflix.
Y no, no va por ahí la cosa.
El truco está en cómo la usas. No es lo mismo copiar lo que escupe una IA —se supone sin pensar—, que tomar lo que dice, mejorarlo, darle tu estilo, añadirle tu humor, tu rabia o tu sarcasmo.
Porque eso la IA no lo tiene (sobre todo si te tranquiliza pensarlo).
No ha vivido tu infancia en un barrio gris, ni ha llorado por amor a los 17, ni se ha cagado en todo mientras trataba de entender a su ex. La IA tiene datos. Tú tienes vida. Y si sabes unir eso, tienes una ventaja brutal.
Herramientas como Sudowrite, Jasper o el mismo ChatGPT están siendo ya parte del proceso de muchos escritores que no van gritando “esto lo hice con IA”, pero ahí está. Les sopla frases, les da estructuras, les resuelve bloqueos.
¿Y sabes qué? Eso no es malo. Es evolución. Es eficiencia. Es escribir más y mejor. Y a veces, simplemente, es no dejar de escribir. Y ¿sabes cuándo muchos lo notarán? Cuando aprendan a sacarle provecho y dejen de criticar a los que hacen lo que ellos mismo harían si supieran hacerlo.
Por el momento quiero que tu sepas hacerlo. Los demás ya se arreglarán.
Ahora, si prefieres sufrir y tardar tres meses en terminar un capítulo que podrías tener listo en dos tardes con ayuda de IA, allá tú. Pero que sea por elección propia y no por prejuicios. Porque no usar lo que te puede dar ventaja, por orgullo o por miedo al qué dirán, es la forma más tonta de perder tiempo.
Y si mañana tu libro se convierte en éxito, nadie va a preguntarte si la IA te ayudó a parir una frase. Solo les va a importar si esa frase les llegó.
Nos vemos en la próxima.
P.D. – La IA no escribe sola un buen libro, pero puede evitar que tú (solo) escribas un peor libro del que podrías. ¿Aliada o amenaza? Tú decides.