Cómo escribir un libro sin tener tiempo (método de 20 minutos al día)

Cómo escribir un libro sin tener tiempo (método de 20 minutos al día)

¿No tienes tiempo para escribir un libro? Qué casualidad, nadie lo tiene. La vida está llena de tareas inútiles, de reuniones que se alargan más que los anuncios de YouTube y de scrolls infinitos viendo vídeos de gatitos en Instagram. Pero escribir un libro, eso sí que no cabe en la agenda. Eso se ve como una tarea monumental, inabarcable, un Everest sin oxígeno. Y no lo es. Al menos, no si usas el método correcto.

Porque no necesitas ocho horas diarias, ni un retiro en una cabaña del bosque, ni un año sabático. Solo necesitas 20 minutos al día. No más. Pero sí todos los días. Y aquí te explico cómo convertir ese cuarto de hora y un poquito más en un libro entero. Sí, uno con principio, desarrollo, final y todo.

Primero: elige tu hora sagrada. No lo dejes al azar. Que si “cuando tenga un rato”, que si “por la noche si me queda energía”… mentira. Nunca sobra nada. Así que escoge un momento fijo y pónselo con candado al calendario. Antes del café, después de ducharte, en el coche antes de entrar a currar. Pero siempre a la misma hora.

Segundo: escribe sin juzgarte. En esos 20 minutos no revises, no corrijas, no pienses si está bien o mal. Solo escribe. Palabras. Frases. Diálogos. Ideas sueltas. Vomita en el papel. Ya editarás después. Porque si editas mientras escribes, te cargas el proceso. Matas la inspiración a cuchillazos.

Tercero: ten un objetivo claro por sesión. Hoy terminas el primer párrafo. Mañana completas la escena. Pasado introduces un personaje. No escribas “lo que salga”. Escribe lo que toca. Ten un plan, aunque sea mínimo. Porque si no, esos 20 minutos se te van en mirar el cursor parpadeando.

Cuarto: usa herramientas que te ayuden. Un cronómetro, un editor sin distracciones, una playlist que te ponga en modo creación. Todo vale si te mete en el túnel. Y si puedes dejar el móvil en otra habitación, mejor. Nadie necesita saber ahora lo que desayunó tu ex.

Quinto: respeta el pacto diario. No importa si hoy estás cansado, si el perro se cagó en la alfombra o si la suegra vino sin avisar. Escribes igual. 20 minutos. No son negociables. Y verás lo que pasa en una semana. En un mes. En tres. Spoiler: tendrás un libro.

Un libro no se escribe porque tengas tiempo. Se escribe porque lo decides. Y si no puedes darte 20 minutos al día para hacer lo que te apasiona, no tienes un problema de tiempo. Tienes un problema de prioridades.

El mundo está lleno de ideas que no llegan a nada porque sus dueños estaban “muy ocupados”. No seas uno más.

Empieza hoy. Crea el hábito. Respeta el reloj. Y ya verás cómo un día te sientas, lees lo que escribiste… y te das cuenta de que ahí hay un libro.

Uno que escribiste tú. Sin permiso. Sin excusas. En 20 minutos al día.

Lo mejor.

Javier Carbaial

Si tienes alguna duda, pregúntameESTOY. No hay preguntas tontas cuando lo que quieres es avanzar. Estoy aquí para echarte un cable, no para que te vayas con la cabeza hecha un lío. Así que mejor preguntar que quedarse con la espinita clavada pensando “ya lo buscaré después”... porque ese “después” suele ser nunca. Preguntar es gratis. Quedarte con la duda… eso sí que sale caro.