¿Cómo elijo entre publicar en formato digital, físico o ambos?

Te lo digo sin rodeos: no elijas. Si puedes, lánzate a todos los formatos que existan. Digital, físico, audiolibro… Si mañana inventan la lectura holográfica, apúntate también. Publicar en varios formatos no solo es una cuestión de abarcar más, es de sentido común si quieres llegar a todos los rincones y a todo tipo de público.

Piénsalo. Hay quien quiere un libro físico porque ama subrayar, doblar esquinas y colocarlo en la estantería para que parezca que lee mucho. Luego tienes al que no pisa una librería ni por accidente, pero compra compulsivamente en su Kindle mientras toma el café. Y ni hablar de los que aprovechan los trayectos al trabajo para devorar audiolibros porque leer en un metro abarrotado es imposible. Cada formato responde a un hábito, y cada hábito es una oportunidad de venta.

Eso sí, no te voy a mentir. Publicar en todos los formatos implica algo de sacrificio. No es lo mismo maquetar un libro para impresión que para un eReader, y ni hablar de narrarlo para convertirlo en un audiolibro. Pero, ¿vale la pena? Por supuesto que sí. Cada formato es una puerta que abres para entrar en la vida de alguien.

Además, diversificar formatos tiene otra ventaja: reduces riesgos. Imagina que publicas solo en físico y un día llega una pandemia que cierra librerías (¿te suena?). O que apuestas solo por digital, pero descubres que tu público ideal son esas personas que necesitan oler el papel para sentirse en casa. Al tener varias opciones, cubres todos los frentes.

Si piensas en dinero, que seguro lo haces, esta estrategia también tiene truco. Puedes ofrecer el libro en digital a un precio asequible para enganchar a quienes dudan y reservar el físico como la opción premium. Añade el audiolibro y ya tienes un combo que le puedes vender a los más fans. Incluso puedes hacer paquetes: compras el físico y te llevas el digital gratis. Parece un regalo, pero en realidad estás sacándole el jugo a un solo contenido desde diferentes ángulos.

Y ahora, los audiolibros. Ese es otro nivel. La gente está obsesionada con ellos porque pueden escuchar mientras conducen, lavan los platos o fingen prestar atención en el trabajo. ¿Qué pasa si no tienes voz de locutor? No importa, puedes contratar a alguien que narre por ti o incluso usar herramientas tecnológicas. Aquí lo importante es entender que este formato crece cada día más y quedarse fuera es una oportunidad perdida.

Publicar en todos los formatos no solo amplía tu alcance, también demuestra profesionalismo. Quien ve que tu obra está disponible en físico, digital y audio, percibe que te tomas en serio lo que haces. Y eso, créeme, influye más de lo que parece en la decisión de compra.

Entonces, si tienes la posibilidad, no te quedes con el «¿qué formato elijo?» y empieza a pensar «¿cómo los saco todos?». Y si aún dudas, pregúntate esto: ¿qué prefieres, que tu libro esté solo en una estantería o en la mano (o el oído) de todo el mundo?

Javier Carbaial

P.D.: Si el tiempo o el presupuesto son un problema, prioriza el lanzamiento digital (es más barato y rápido), pero no lo dejes ahí. Trabaja en los demás formatos poco a poco. El objetivo no es hacerlo todo de golpe, sino hacerlo bien y no dejar a nadie fuera de tu radar.

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