Storytelling aplicado a la descripción de tu libro

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Vender un libro no es solo cuestión de ponerle un título y una portada bonita. Si crees que con eso basta, ve olvidándote de hacer dinero con él. Lo que realmente engancha y vende es la historia que hay detrás. Y no, no me refiero solo a la historia dentro del libro, sino a la historia de por qué existe, de por qué lo escribiste, de por qué el lector NECESITA leerlo.

Piénsalo un momento.

La gente no compra libros, compra experiencias, emociones, relatos que los hagan sentir algo. ¿Por qué crees que hay autores que venden como churros y otros que se quedan con cajas llenas en el garaje? Porque unos saben contar su historia y otros solo se limitan a decir: «Mira, he escrito un libro, cómpralo».

Y eso es un error garrafal.

Si quieres que tu libro se venda, necesitas un storytelling que atrape, que haga que el lector potencial no solo quiera leerlo, sino que sienta que NO PUEDE PERMITIRSE no leerlo.

¿Cómo hacerlo?

Te cuento.

Para empezar, olvídate de la descripción fría y académica del libro. Nada de «Este libro trata sobre…». No eres Wikipedia. En su lugar, usa una historia. Un buen storytelling debe responder a tres preguntas clave:

¿Por qué escribiste este libro? Aquí tienes que conectar con el lector a nivel personal. No digas que te gusta escribir o que siempre soñaste con ser autor. Eso le importa un carajo a la gente. Habla del problema, de la emoción, de lo que te llevó a volcarte en él. ¿Fue por algo que viviste? ¿Por algo que descubriste y que te cambió la vida? ¿Por qué este libro es importante para ti?

¿Cómo cambiará la vida del lector? Porque si no le cambia nada, no va a gastar su dinero. La gente compra libros para aprender algo, para sentirse identificada, para entretenerse, para escapar. ¿Qué le va a aportar tu libro que no pueda encontrar en otro? ¿Qué transformación le promete?

¿Qué pasará si NO lo lee? Este es el golpe final. Si el lector siente que su vida seguirá igual de aburrida, complicada o vacía si no compra tu libro, no lo comprará. En cambio, si le dejas claro lo que se perderá, lo que otros han conseguido después de leerlo, entonces lo querrá. Porque nadie quiere perderse una oportunidad de mejora.

Ejemplo rápido.

Imagínate que has escrito un libro sobre productividad. Podrías describirlo así:

«Este libro trata sobre cómo ser más productivo en tu día a día y gestionar mejor el tiempo. Contiene técnicas probadas y consejos de expertos».

¿Interesante? Ni un poco. Es un bostezo hecho palabras. Ahora ponle storytelling:

«Hace tres años, estaba tan atascado en mi trabajo que sentía que vivía en un bucle de estrés y listas de tareas interminables. Probé de todo: aplicaciones, cursos, métodos… nada funcionaba. Hasta que descubrí un sistema que cambió mi vida. En 6 meses, había doblado mi productividad y recuperado mi tiempo libre. No, no es magia, es pura estrategia. En este libro te enseño exactamente cómo lo hice. Porque si yo pude, tú también.»

¿Ves la diferencia?

Ahora el lector conecta con tu historia, se ve reflejado, siente curiosidad y, lo más importante, quiere ese cambio en su vida.

Esto funciona igual con novelas. Si vendes una historia de ficción, no digas solo de qué trata. Habla de lo que hará sentir. Por ejemplo:

«Es una novela de misterio ambientada en el siglo XIX, con un detective brillante y un asesino difícil de atrapar».

Pfff… Me duermo.

Prueba mejor con:

«¿Alguna vez has sentido que alguien te observa, pero al girarte no hay nadie? Imagina vivir con esa sensación todo el tiempo, sabiendo que un asesino puede estar siguiéndote, esperando el momento justo para atacar. Esta novela no solo te contará una historia, te hará sentir el miedo en la piel.»

Ahí está el gancho.

Así que, si quieres vender tu libro, no vendas el contenido. Vende la historia detrás. Vende la emoción. Vende el cambio. Utiliza storytelling.

Javier Carbaial

P.D.: Si después de leer esto sigues pensando que una descripción aburrida es suficiente, no pasa nada. Siempre puedes guardar tus libros en cajas y usarlos para equilibrar la pata de una mesa.

 
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