Yo era invisible hasta que publiqué
Hay una sensación peor que la crítica. Peor que el rechazo. Peor incluso que el fracaso.
La invisibilidad.
Publicas tu primer libro, pones un post, levantas la voz… y nada. Cero. Ni un like, ni una palmadita en la espalda, ni un «oye, qué bien escribes». Solo el sonido de los grillos y tu ego tumbado en el suelo con una bolsa de hielo en la cabeza.
Y ahí es donde la mayoría cuelga los guantes.
Pero no tú.
Porque tú, aunque no lo digas, aunque te hagas el duro, aunque finjas que no te importa, sabes que ese texto te costó escribirlo. Que esos personajes te quitaron el sueño. Que ese poema lo pariste entre lágrimas o lo que quisiste enseñar, lo redactaste con todas tus ganas de llegar a la gente.
Y aun así, volviste a publicar.
Y de pronto, un día… alguien te lee. Otro te comparte. Uno más te escribe. Y sin darte cuenta, lo que antes era un vacío ahora empieza a hacer ruido. Del bueno.
¿Y sabes qué?
No cambiaste tú. Ni tu estilo. Ni tu historia.
Lo único que hiciste fue aguantar. Y publicar. Y volver a publicar.
Por eso, quiero invitarte a contar tu historia. A decirle al mundo cómo fue ese paso de estar en la sombra a tener tu propio foco. Porque hay otros escritores ahí fuera que están donde tú estabas.
Y necesitan leerte.
En este sitio tengo una sección para autores que publican por cuenta propia y me encantaría que estuvieras allí.
Cuéntanos tu historia. Rellena este formulario y dinos:
Nombre y Apellido (o seudónimo)
¿Cuál fue tu mayor miedo antes de publicar por primera vez?
¿Qué cambió en tu vida (o en tu forma de verte) desde que publicaste tu obra?
¿Recuerdas el primer mensaje, reseña o comentario que te hizo sentir que ya no eras invisible?
¿Qué le dirías hoy a quien escribe en la sombra y aún no se atreve a mostrarse?
¿Quieres que publiquemos tu foto junto al testimonio? (opcional)
Enlace a tu obra (si quieres que lo incluyamos)
Tu testimonio podría inspirar justo al que está a punto de rendirse. Y si no quieres hacerlo por ellos, hazlo por ti. Porque uno no se da cuenta de lo lejos que ha llegado hasta que se para a contarlo.
P.D. Si nunca has escrito un testimonio en tu vida, este es el momento perfecto para empezar. No se trata de ser brillante. Se trata de ser real.