Tres formas de ganar dinero escribiendo

Tres formas de ganar dinero escribiendo

Ganar dinero escribiendo no es complicado, de hecho es bastante simple si sabes cómo y dónde hacerlo. Pero que sea simple no significa que sea fácil. No es lo mismo, aunque algunos cerebritos se confundan.

Primero, tienes que entender una cosa: escribir bien no te da de comer, lo que te da de comer es que alguien de una manera u otra compre lo que escribes. O sea, que tu texto haga que el que lo lea saque la tarjeta del bolsillo y pague sin llorar ni llamar a su mamá para pedirle permiso.

¿Y cómo se consigue eso? Pues no siendo el típico plastón que escribe como si estuviera redactando la Wikipedia. Aquí no buscamos ser Borges o García Márquez, buscamos sonar como un colega que te dice: «oye, compra esto, que te va a encantar». Así de sencillo.

El truco está en contar historias. Historias que sean (o al menos parezcan) reales, aunque sean más exageradas que una pelea de telenovela. Porque las historias venden. Siempre han vendido y siempre venderán. Desde que el primer cavernícola le vendió a otro un palo diciendo que era mágico y así se inventó la varita mágica.

Ahora bien, para que te paguen por escribir, tienes que entender que nadie te irá a buscar a tu casa mientras tú te rascas la barriga viendo Netflix. Tienes que ponerte en marcha. Tienes que escribir todos los días. TODOS. Aunque no tengas ganas, aunque te duela la cabeza, o aunque ese día toque limpieza de teclados.

Y no solo escribir… también venderte. Porque si tú no sabes vender tu trabajo, da igual que seas el Shakespeare de tu barrio. Vas a pasar más hambre que un influencer sin WiFi.

Y hay tres caminos rápidos (rápidos, no fáciles, ya te lo dije) para empezar:

1. Copywriting

El arte de escribir para que la gente compre. Aquí no importa que pongas comas donde toca. Importa que pongas palabras que convenzan.

Y vamos directo al grano, que no estamos aquí para hacernos masajes en los pies. Si quieres ganar dinero escribiendo, la forma más rápida y más eficaz es el copywriting. Así, sin anestesia. Porque escribir para que alguien compre no es escribir bonito, ni escribir profundo, ni escribir como si fueras el nuevo Cervantes en jeans. Es escribir para que la gente compre lo que vendes sin pensar mucho. Palabras que convencen, no poemas de amor.

El copywriting es eso. Pura acción. Es un «compra esto» disfrazado de «mira qué historia tan interesante te estoy contando», mientras por debajo le estás metiendo la semillita de la compra en el cerebro. Y no, no hace falta ser un dios de la gramática ni tener un diploma que enmarcar en el baño. Hace falta entender a las personas, saber qué les mueve, qué les asusta y qué les enciende. Y hablarles como le hablas a tu colega cuando le quieres vender una noche épica de fiesta.

Si te metes en el copywriting y lo haces bien, te pagan. Y te pagan bien. Pero si escribes como el manual de instrucciones de una tostadora, prepárate para comer sopa de sobre toda tu vida.

2. Redacción de contenidos

Más suave, más largo, pero también más mal pagado si no sabes espabilar. Eso sí, aprendes a construir autoridad escribiendo artículos, guías, emails… Y si le echas cara y te posicionas bien, puedes ganar más que muchos jefecillos de traje barato.

Aquí es donde muchos se quedan atrapados como moscas en la miel. Redacción de contenidos. Suena bonito, ¿verdad? Suena profesional, suena serio… suena a que puedes decirle a tu madre: “mamá, escribo para internet” y que no te mire como si fueras un vago con teclado. Pero ojo, aquí viene la trampa: si no sabes lo que estás haciendo, acabas cobrando a céntimos la palabra y trabajando más horas que un uber sin licencia.

La redacción de contenidos es como hacer crossfit: te da fondo. Escribes artículos, posts, newsletters, manuales… todo eso que da pereza leer pero que alguien tiene que escribir. Y si aprendes a hacerlo con gracia, con ritmo, con intención, puedes destacar. Puedes construir una reputación. Puedes incluso hacer que la gente te busque porque le gusta cómo cuentas las cosas, no solo lo que cuentas.

¿El truco? Entender que no estás escribiendo para ti. Escribes para informar, para enganchar y sí, también para vender. Porque si no ayudas a que ese contenido mueva el trasero de alguien y lo lleve a hacer clic, entonces eres solo un bonito adorno digital. ¿Te atreves? ¡Adelante!

3. Ghostwriting

Escribir libros, artículos o posts para otros. Cobras bien, no sales en la foto, pero te forras en silencio mientras otros presumen de tu trabajo.

Esto es para los que no necesitan aplausos, pero sí una cuenta bancaria con números interesantes: Ghostwriting. O lo que es lo mismo: tú escribes, otro firma y todos contentos. Bueno, tú más contento porque cobras, y él porque parece más listo de lo que realmente es. Aquí no hay egos, hay billetes. Y cuanto más potente sea el que te contrata, más caro puedes cobrar por prestarle tu teclado.

Es como ser el doble de acción de una estrella de cine: haces el trabajo duro, te comes los golpes, pero a final de mes hay pasta. Mucha si te lo curras. Libros, artículos, discursos, newsletters de CEOs que no sabrían escribir ni un post-it… todo eso lo puedes hacer tú, en la sombra, cobrando lo que vales. Y créeme, si lo haces bien, vales mucho.

Eso sí, aquí no se trata solo de escribir bien, se trata de escribir como si fueras otra persona. Absorber su tono, su estilo, su manera de pensar… y hacerlo tan bien que ni su madre note la diferencia.

El ghostwriter vive en las sombras, pero cobra como si viviera en un ático con vistas al mar. ¿Prefieres ser visible o rentable? Tú decides.

¿Y qué tan cierto es que puedas ganar dinero?

Bueno, el gran secreto que casi nadie te cuenta: para ganar dinero escribiendo tienes que ser constante y tener algo que vender. Puede ser un servicio (te escribo tus textos, tu web, tu vida si hace falta) o puede ser un producto (un curso, un libro, un email diario donde vendas algo). Pero tienes que vender. Siempre.

Porque si solo escribes bonito y no vendes nada, enhorabuena: has encontrado el hobby más frustrante del mundo.

¿Te da miedo lanzarte? ¿Prefieres esperar a sentirte «preparado»? Perfecto. Sigue esperando mientras otros que escriben peor que tú llenan su cuenta bancaria.

O puedes hacer algo mucho más sensato: empezar a escribir hoy mismo, vender aunque sea mal al principio y mejorar sobre la marcha.

¿Y sabes qué? La vida premia al que se mueve, al que se equivoca y al que luego se levanta y se vuelve a equivocar otra vez, pero nunca se rinde.

Así que, si quieres ganar dinero escribiendo, deja de leer excusas y ponte a aporrear el teclado. Y si quieres que alguien te enseñe más rápido y sin comerte años de prueba y error, busca a quien ya esté ganando dinero y aprende de él.

Fácil no va a ser. Pero simple, si espabilas, ya te digo yo que sí.

Y hay una cuarta forma: escribe tu propio libro. Esa es la semilla de la que nacerá tu imperio. Esta cuarta es la que yo te recomiendo aunque pruebes cualquiera de las otras tres.

Javier Carbaial

P.D. Si después de leer esto no te entran ganas de abrir un Word y ponerte a escribir, mejor vete pensando en otra cosa, porque si buscabas «razones» para ponerte a escribir, te he dado unas cuantas.

Si tienes alguna duda, pregúntameESTOY. No hay preguntas tontas cuando lo que quieres es avanzar. Estoy aquí para echarte un cable, no para que te vayas con la cabeza hecha un lío. Así que mejor preguntar que quedarse con la espinita clavada pensando “ya lo buscaré después”... porque ese “después” suele ser nunca. Preguntar es gratis. Quedarte con la duda… eso sí que sale caro.

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