Sí, puedes mezclar filosofía, viajes y datos sin parecer un loco (ni un guía turístico)

Sí, puedes mezclar filosofía, viajes y datos sin parecer un loco (ni un guía turístico)

Hay un tipo de libro que cuando se hace bien, se queda contigo como si fuera una conversación larga en un bar con alguien que ha vivido más de lo que admite. Son libros donde el autor viaja, observa, conecta cosas y, sin darte cuenta, te está enseñando. Filosofía, ciencia, historia, emociones, pero contadas desde el camino. No desde el aula. No desde la torre de marfil. Desde la ruta.

Ese tipo de libro es el que mezcla viaje + reflexión + datos. Un híbrido delicioso entre diario personal, ensayo y crónica. Y cuando funciona, funciona de verdad.

Este enfoque, que podríamos llamar dato-viaje, es ideal para autores que quieren divulgar sin sonar a profesor de universidad. Que quieren contar algo complejo, pero usando el cuerpo, la experiencia, la mirada propia. Es una forma de enseñar sin didactismo. De emocionar sin artificios. De transmitir sin parecer que estás explicando la lección número cinco.

Piensa en alguien que recorre Japón y, a través de eso, habla de la relación con el tiempo. O alguien que viaja a Islandia y conecta el silencio con la ansiedad moderna. O quien visita fábricas abandonadas en Alemania y reflexiona sobre el trabajo, el cansancio, la automatización. Todo eso se puede contar como experiencia, pero también como marco para divulgar ideas.

La clave está en el tono. No vendes turismo. No estás recomendando hostales ni describiendo la arquitectura local. Estás usando el viaje como excusa para pensar en voz alta. Para observar el mundo con una lupa emocional y un cuaderno lleno de conexiones.

Y el dato no está de más. Está ahí para sostener, para iluminar, para complementar. No hace falta saturar de estadísticas. Basta con mostrar que lo que viste tiene resonancia. Que tu experiencia personal también conecta con lo colectivo.

Este tipo de libro no es lineal. Puede saltar. Puede divagar. Puede llevar al lector de una estación de tren a un pasaje de Montaigne, y de ahí a una conversación con un desconocido que te dijo algo que no olvidaste. Lo importante es que el lector sienta que está viajando contigo. Que piensa contigo. Que no lo estás arrastrando por una lección… lo estás invitando a una experiencia mental.

Y eso, cuando se hace bien, fideliza como nada.

Porque el lector que entra a estos libros no busca solo datos. Busca compañía. Busca entenderse mejor. Busca mirar el mundo de otra manera. Y si tú logras darle eso, se queda contigo. Te sigue. Compra lo que venga después.

Javier Carbaial

P.D. – Si alguna vez te dijeron que tenías que elegir entre escribir ensayo o contar historias… olvida ese consejo. A veces, el mejor ensayo es una historia que alguien decidió vivir antes de escribirla.

¿Tienes una duda? Dímela. Estoy aquí.
No hay preguntas tontas. Lo tonto es quedarse con la espinita clavada.
Prefiero que me escribas hoy a que te arrepientas mañana por no haberlo hecho.
Nada de “ya lo buscaré después”… porque el “después” suele ser nunca.
Preguntar no cuesta nada. Pero quedarse con la duda… eso sí sale caro.

Escritor-Freelance
Libros y Guías
Javier Carbajal

De Profesión: Escritor Freelance

¿Eres escritora o escritor? Aquí tienes toda la información que necesitas para hacer de escribir tu fuente de ingresos Voy a contarte algo que puede

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