Pues has llegsdo al lugar perfecto. Si estás aquí es porque tienes el gusanillo de la escritura, la cosquillita de ver tu nombre en la portada de un libro. Y te entiendo perfectamente, publicar un libro es como tener un hijo. Pero, claro, antes de terminar de pagar la cuna, toca pasar por un parto que puede ser más complicado de lo que uno cree.
Lo primero que necesitas es lo más obvio, pero a la vez lo más complicado: escribir el libro. Y cuando digo escribir no me refiero a hacer un borrador que se queda acumulando polvo en la carpeta de “pendientes”. Nada de eso. Escribir significa redactar, reescribir, corregir, odiar lo que escribiste y luego volver a amarlo, para finalmente dejarlo listo para salir al mundo. Piensa que un libro es como un bistec en la parrilla. Si lo sacas muy crudo, no importa cuántas especias le pongas, va a estar incomible.
Ahora bien, con el manuscrito en mano, limpio y pulido, entramos en el segundo punto: decidir cómo publicarlo. Tienes dos caminos: la autopublicación o las editoriales tradicionales. Aquí te tocará elegir con qué diablo prefieres bailar, porque los dos tienen su lado amargo.
Si eliges la autopublicación, prepárate para ser un todoterreno. Vas a tener que hacer todo por tu cuenta o contratar a gente que lo haga por ti. Y cuando digo todo, es todo: diseño de portada, corrección de estilo, maquetación (sí, porque no basta con que lo hayas escrito bien, también tiene que verse bonito), promoción, distribución y rezar para que se venda. Lo bueno de este camino es que tienes control absoluto de tu obra y de las ganancias. ¿Lo malo? Que también tienes todo el peso sobre tus hombros, y si algo sale mal, no tienes a quién culpar.
En cambio, si prefieres la ruta de las editoriales tradicionales, entonces prepárate para tocar muchas puertas y recibir muchos “no”. Las editoriales grandes reciben miles de manuscritos al año, y es más fácil que te toque la lotería que te publiquen en la primera. Pero no te desanimes, sigue intentándolo, porque cuando te aceptan, ellos se encargan de todo lo que mencionamos antes. Además, su red de contactos y su experiencia en el mercado te pueden abrir muchas puertas que con la autopublicación ni siquiera sabías que existían.
Eso sí, no creas que las editoriales son las hadas madrinas que te cumplen todos los deseos. Aquí el control lo tienen ellos. Son los que deciden si tu libro necesita más cambios, si la portada que habías imaginado no sirve, o si es mejor retrasar la publicación para el próximo año. Además, el porcentaje que te queda de las ventas es más pequeño que si lo hicieras todo por tu cuenta, pero al menos no te toca correr con todos los gastos iniciales.
Ahora, hablemos de lo que pocos te dicen: la promoción. Publicar un libro no es suficiente. Nadie va a enterarse de que lo has escrito si no lo promueves. No importa si tienes el mejor libro del mundo, si nadie lo conoce, nadie lo compra. Así que prepárate para convertirte en tu propio relaciones públicas. Hoy en día, las redes sociales son tu mejor amigo en esta parte del proceso. Instagram, Facebook, TikTok, o lo que sea que esté de moda cuando tu libro salga a la luz, son los canales que vas a usar para llegar a tu audiencia.
Pero ojo, no basta con poner una foto de tu libro con un pie de foto aburrido. Hay que currárselo. Habla de lo que te inspiró a escribirlo, cuenta historias detrás del libro, haz directos leyendo fragmentos o, si te atreves, regala copias a los influencers que puedan mover la aguja.
El siguiente punto, y no menos importante: los derechos de autor. Una vez que tu libro está escrito y antes de lanzarlo al mundo, debes proteger tu obra. Para eso, existen registros de propiedad intelectual que aseguran que nadie te robe tu genial idea y se quede con los créditos. En España, puedes hacerlo a través del Registro de la Propiedad Intelectual o de plataformas online. En otros países, el proceso puede ser similar. Es un trámite que lleva un poco de tiempo, pero te asegura dormir tranquilo sabiendo que tu obra es tuya.
Por último, te diré algo que muchos ignoran: tener paciencia. Publicar un libro no es una carrera de velocidad, es más bien un maratón. Desde el momento en que empiezas a escribir hasta que tienes el libro en tus manos, pueden pasar meses o incluso años. Y después, cuando ya está publicado, las ventas no siempre son inmediatas. Hay que seguir trabajando en la promoción, en la distribución, en conseguir reseñas, entrevistas, y en muchos casos, en seguir escribiendo.
Publicar un libro no es para impacientes, pero si lo haces bien, puede ser una de las satisfacciones más grandes de tu vida.
Nos vemos el siguiente artículo. Ponte las pilas.
P.D.: Si ya estás escribiendo un libro, dale caña. Si solo estás pensando en hacerlo, deja de pensarlo tanto y empieza ya. Y si no tienes idea de por dónde empezar, recuerda que lo más difícil siempre es arrancar. En esta página tienes un curso paso a paso para comenzar ya mismo.