En esto voy a intentar ser más claro que el agua; si estás esperando que una editorial te toque la puerta y te diga: «¡Por favor, déjanos publicar tu obra maestra!», despierta. Eso pasa en las películas, y tú no eres el protagonista de una de ellas. Conseguir una editorial hoy en día es más difícil que ligar en un funeral. Y aunque lo logres, no significa que la vida se te vaya a arreglar. Porque ahí empieza otro calvario: contratos, royalties míseros y decisiones que ni siquiera pasan por ti.
Por eso, déjame decirte algo que no todos quieren escuchar: la autopublicación no es solo una opción, es el camino que están tomando miles de escritores en la actualidad. Antes, publicar un libro era como entrar en un club privado: necesitabas un editor con fe ciega en ti, contactos o, vamos, suerte divina. Ahora, gracias a plataformas como Amazon KDP, no necesitas permiso de nadie para mostrar tu obra al mundo. Es como montar tu propio show sin pedirle prestado el escenario a nadie.
Primero, las ventajas. Cuando autopublicas, eres tu propio jefe. Nadie te dice que tu portada no tiene “suficiente gancho” o que debes cortar 50 páginas porque no cumplen con “las tendencias del mercado”. Tú decides todo: desde la portada (que sí, mejor invierte en algo decente) hasta el precio. Ah, y las ganancias… ¡completamente tuyas! Bueno, menos la comisión de la plataforma, pero créeme, sigue siendo mejor que los royalties que te da una editorial. Nada en contra de las editoriales, ellas siguen mandando, el asunto es que tú no tienes porqué seguir obedeciendo.
¿Sabías que en una editorial estándar te llevas entre el 5% y el 10% de cada libro vendido? Es decir, por un libro de 20 euros, tú te embolsas 1 o 2 euros. En autopublicación, con plataformas como Amazon, te quedas con el 70% del precio de venta. Echa cuentas.
Además, hay otra realidad que pocos admiten: incluso si una editorial te acepta, tú sigues haciendo el trabajo pesado. Sí, porque a menos que seas la nueva J.K. Rowling, las editoriales no van a gastar su presupuesto en promocionarte. El marketing, las redes sociales y convencer a la gente de que tu libro vale la pena… todo eso sigue siendo tu problema. Entonces, si ya tienes que hacerlo tú, ¿por qué no quedarte con una parte decente del pastel?
La autopublicación también tiene algo que a mí me pone doblemente cachondo: la velocidad. Una editorial puede tardar meses, incluso años, en lanzar tu libro. En autopublicación, terminas de escribir, editas (por favor, y esto es importante, invierte en algún curso o de lo contrario contrata un buen editor), diseñas la portada o la encargas a un profesional y listo, puedes estar en las tiendas virtuales en cuestión de semanas.
¿Y qué me dices del alcance? Antes, si no estabas en las estanterías de El Corte Inglés, eras invisible. Ahora, con un clic, tu libro está disponible en todo el mundo. Y con un poco de estrategia (y sí, trabajo duro), puedes construir una base de lectores fieles sin necesidad de que un editor te dé su bendición.
Eso sí, no te voy a mentir: la autopublicación no es un camino de rosas. Tienes que currártelo, aprender sobre marketing, saber cómo destacar entre la multitud y, sobre todo, ser constante. Pero, ¿sabes qué? Ese esfuerzo vale la pena porque cada éxito, cada venta, cada reseña, es tuya. Sin intermediarios.
Así que, ¿es mejor buscar una editorial o autopublicar? Depende de ti. Si quieres alguien que te diga qué hacer y quedarte con las sobras, ve con una editorial. Pero si prefieres tomar las riendas, ser el dueño de tu destino y construir algo que realmente sea tuyo, entonces la autopublicación es tu mejor opción.
P.D.: El futuro está de tu lado. Ya no necesitas pedir permiso para brillar. Empieza hoy, porque mientras tú dudas, otros ya están publicando y vendiendo sus libros. 😉