El Síndrome del Impostor: La Sombra Invisible que Nos Acecha

sindrome-del-impostor

Imagínate que acabas de terminar tu novela. La has escrito con todo el corazón, has corregido cada palabra hasta la extenuación, y por fin, con una mezcla de orgullo y terror, decides mostrarla al mundo. Entonces, en vez de sentirte realizado, una duda te asalta: ¿Y si no es tan buena? ¿Y si todos descubren que no tienes ni idea de lo que haces? Bienvenido al club de los escritores que sufren del famoso «síndrome del impostor».

No estás solo en esto. De hecho, es más común de lo que piensas y afecta a escritores de todos los géneros y estilos, desde los que publican su primer libro hasta los que ya tienen varias obras en su haber. Lo curioso es que, cuanto más éxito tienes, más probable es que lo sientas.

¿Qué demonios es el síndrome del impostor?

El síndrome del impostor es esa sensación de que, a pesar de todo lo que has logrado, eres un fraude. Que en cualquier momento, alguien va a desenmascararte y todos descubrirán que no eres tan talentoso como parecías. Puede sonar absurdo, pero para quienes lo padecen, es una realidad abrumadora.

Este fenómeno fue identificado por las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes en 1978. Ellas describieron cómo, a pesar de tener pruebas externas de su talento, muchas personas eran incapaces de internalizar estos logros. En lugar de eso, atribuían su éxito a la suerte, a una buena edición (como si una buena edición no fuera un mérito en sí mismo) o a haber engañado a otros para que creyeran que eran más talentosos de lo que realmente eran.

¿A quién afecta?

Aunque podrías pensar que solo los escritores noveles sufren de este síndrome, la realidad es otra. El síndrome del impostor afecta a escritores de todo tipo, incluidos aquellos que ya tienen varios bestsellers en su haber. Es más, se estima que aproximadamente el 70% de las personas lo experimentan en algún momento de sus vidas, y los escritores no son la excepción.

¿Un ejemplo? J.K. Rowling, la creadora de Harry Potter, ha hablado abiertamente sobre sus luchas con este sentimiento. A pesar de su éxito arrollador, en más de una ocasión ha sentido que no merece el reconocimiento que ha recibido. Si una autora como ella, con todo lo que ha conseguido, puede sentirse así, entonces no es sorprendente que tú o yo lo experimentemos también.

El problema oculto

El síndrome del impostor no solo es una carga emocional, también tiene repercusiones prácticas. Quienes lo padecen tienden a autocensurarse, a no enviar ese manuscrito a una editorial por miedo al rechazo, o a procrastinar hasta el infinito, buscando la perfección inalcanzable en cada párrafo.

Peor aún, este síndrome suele mantenerse en silencio. Es raro que un escritor confiese sentirlo, porque al hacerlo, teme confirmar sus peores temores: que realmente no tiene talento. Así, lo que debería ser una oportunidad para recibir apoyo y comprensión, se convierte en un círculo vicioso de autoexigencia y aislamiento.

¿Cómo lidiar con él?

Primero, es fundamental reconocerlo. Saber que lo que sientes tiene un nombre y que no estás solo en esto es el primer paso. Entender que no eres un fraude, sino que estás pasando por algo que millones de escritores han experimentado, te ayuda a poner las cosas en perspectiva.

Luego, es crucial que aprendas a aceptar tus logros. Si has terminado un libro, un cuento, un poema, no es por casualidad. Haz una lista de todo lo que has escrito, de las veces que has sido publicado, de los lectores que han disfrutado de tu trabajo. Y si te cuesta internalizarlo, pídele a alguien de confianza que te recuerde lo que has conseguido y por qué.

Otra técnica es hablar de ello. Compartir tus sentimientos con otros escritores no solo te aliviará, sino que es muy probable que descubras que ellos también han pasado por lo mismo. Este simple acto puede romper el ciclo de aislamiento.

Por último, deja de compararte con otros autores. Cada escritor tiene su propio camino y sus propias luchas. Compararte solo alimenta la inseguridad. En su lugar, concéntrate en tu propio crecimiento, en cómo puedes seguir mejorando tu escritura, sin desviar la mirada hacia lo que otros están haciendo.

Ejemplos célebres

El síndrome del impostor no discrimina. Autores consagrados, novelistas, poetas, todos pueden ser víctimas de este fenómeno. Neil Gaiman, el aclamado autor de «American Gods», ha confesado que, a pesar de su éxito, muchas veces ha sentido que no merece el reconocimiento que ha recibido. Increíble, ¿verdad? Incluso los mejores de nosotros pueden dudar de su propio talento.

Maya Angelou, la aclamada poeta y escritora, una vez dijo: «He escrito once libros, pero cada vez pienso: ‘Oh, van a descubrirme ahora. He jugado a ser escritora y me van a descubrir'». Si una escritora de la talla de Angelou puede sentir esto, entonces es perfectamente normal que tú también lo sientas.

El síndrome del impostor es una batalla interna que muchos escritores enfrentan en silencio. Pero no tienes por qué enfrentarlo solo. Reconocerlo, hablarlo y trabajar para cambiar esa narrativa interna puede hacer una gran diferencia. Y recuerda, si J.K. Rowling, Neil Gaiman y Maya Angelou lo han sentido y han seguido adelante, tú también puedes. No eres un impostor, eres un escritor increíble, y es hora de que empieces a creerlo.

No eres un fraude. Tu talento no es cuestión de suerte. Es el fruto de tu esfuerzo y creatividad. Aceptarlo es el primer paso para seguir creciendo. Así que, cuando esa voz interna vuelva a susurrarte que no eres suficiente, recuérdale lo equivocada que está.

Javier Carbaial

Facebook
WhatsApp
Twitter
LinkedIn
Pinterest