Cómo Descubrí La Razón Por La Cual Mis Ebooks No Se Vendían

Te voy a contar la historia de Gonzalo, un tipo que decidió autopublicar su libro pensando que sería como abrir la llave del grifo y ver salir billetes. Igual te suena esta historia porque es la fantasía de muchos escritores primerizos: «Escribo, publico y el mundo se entera por arte de magia» Te doy un adelante: no fue así. Y a Gonzalo le costó aprenderlo, pero lo hizo. Aquí te va cómo.

Gonzalo publicó su libro y, cuando vio que no vendía ni una copia, entró en pánico. «¡Pero si ya hice lo más difícil!» pensaba. «¡Escribir el maldito libro!» Entonces, desesperado, buscó consejo con sus mentores. «¿Qué hago ahora?» les preguntó. Y ahí fue cuando le cayó la primera bofetada.

Resulta que estaba tan obsesionado con proteger su obra maestra —como si fuera «El Quijote»— que se olvidó de lo esencial: la promoción. Porque sí, había bajado el precio a la mitad, pero ni así. Nadie lo compraba. Ni piratas digitales ni ladrones literarios quisieron robarle su libro. El silencio era ensordecedor.

Y entonces llegó el primer gran aprendizaje: sin promoción, tu libro no existe.

Aprendió que publicar un libro tiene tres pasos ineludibles: escribirlo, publicarlo y venderlo. ¿Fácil? En teoría sí. En la práctica, el tercer paso no se da solo, por mucho que te digan que las ventas online funcionan en «piloto automático».

Lo más importante que Gonzalo aprendió en todo este proceso es algo que todos los autores deberían tatuarse en la frente: conocer a tu lector es más importante que escribir bien. ¿Adivina qué? No todo el mundo querrá tu libro. Y cuando alguien le soltó esa verdad como una piedra en la cara, Gonzalo se cabreó. ¿Cómo que no? ¿Cómo que no todos iban a querer su maravilloso libro? Pues no. La realidad es que nadie quiere lo que no entiende o no necesita.

El cambio llegó cuando dejó de insistir en lo maravilloso que era su libro y empezó a pensar en quiénes eran las personas que podrían querer leerlo. Y no solo eso. Se preguntó dónde estaba esa gente y cómo podía llegar hasta ellos. La magia ocurre cuando te olvidas de ti mismo y empiezas a enfocarte en tu audiencia. Ahí fue donde, por fin, comenzaron las ventas.

Claro, hubo días en los que Gonzalo estuvo a punto de tirar la toalla. Pero el tipo se negó a rendirse. Metas cortas, pasos pequeños. Eso lo salvó. Y un buen día, investigando en foros, dio con uno que encajaba perfecto con su temática. Se le ocurrió contactar al administrador para proponer una alianza. ¿Qué podía perder? Nada. Y ese nada se convirtió en mucho. El foro tenía más de 50,000 suscriptores, y cuando recomendaron su libro allí, las ventas se dispararon. ¡Boom!

¿Dónde estaban antes esos lectores? En el mismo lugar de siempre. Lo que pasaba es que él no había sabido encontrarlos. O tal vez solo necesitaba a alguien con la suficiente credibilidad para señalar su libro y decir: Esto vale la pena. Llámalo golpe de suerte o karma, pero Gonzalo entendió por fin que las ventas no son cuestión de arte. Son cuestión de conectar con la gente adecuada en el lugar adecuado.

Y si ahora estás pensando en salir corriendo a encontrar ese foro mágico donde promocionar tu libro… déjame decirte que no has entendido nada. No hay algo específico que haga que tu libro triunfe, son varios factores y todos conllevan esfuerzo e investigación de mercado.

Nos vemos en el próximo artículo.

Javier Carbaial

P.D.: Nunca, nunca, nunca te rindas. Las mejores historias siempre empiezan después del “estuve a punto de dejarlo”.

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