Seguro te ha pasado.
Estás en un café en Roma, en Nueva York o en donde sea, viendo a la gente pasar, oliendo el aroma del café recién hecho, escuchando el murmullo de un idioma que no entiendes del todo, pero que suena como música. En ese momento, piensas: esto tengo que escribirlo.
Pero no lo haces.
Te dices que lo recordarás, que cuando vuelvas al hotel lo anotarás con calma. Pero luego el día sigue, te distraes, caminas, comes algo increíble, te pierdes en las calles estrechas, ves el atardecer sobre el Tíber o sobre el Hudson… Y al final del día, cuando por fin tienes un momento, la historia ya no es la misma.
El detalle más importante, el que hacía que todo cobrara sentido, se ha desvanecido.
Y lo peor: esto pasa una y otra vez.
Si viajas, tienes historias. Pero si no las escribes en el momento, desaparecen.
Deja de esperar el momento perfecto
El gran error que cometen muchos (y que yo también cometí) es pensar que escribir requiere condiciones ideales.
Que necesitas un escritorio ordenado. Un café humeante. Silencio absoluto. Que las palabras deben salir perfectas de un solo intento.
Mentira.
Si dependes de eso, nunca escribirás nada.
Escribir en movimiento significa escribir donde sea y como sea. En una servilleta de un bar en Buenos Aires, en la app de notas del móvil mientras esperas un vuelo, en una libreta mientras un tren atraviesa un paisaje increíble.
No se trata de escribir bonito. Se trata de no perder lo que podría haber sido una gran historia.
Aquí algunos trucos que han salvado mis historias de morir en el olvido:
✅ Captura momentos, no textos perfectos. No intentes escribir un capítulo entero. Anota fragmentos, sensaciones, frases sueltas. Luego lo ordenas.
✅ Usa lo que tengas a mano. Tu móvil, una libreta, la servilleta de un restaurante. Lo importante es escribir.
✅ Aprovecha los tiempos muertos. En lugar de mirar redes sociales mientras esperas un tren, escribe una escena rápida de lo que ves a tu alrededor. A veces el wi-fi es tu peor enemigo.
✅ No te obsesiones con la calidad. Escribir mal es mejor que no escribir. No hay revisión posible de lo que nunca se escribió.
✅ Crea un ritual rápido. 10 minutos antes de dormir, cada noche de viaje, escribe algo. No importa qué. Hazlo.
Si aplicas esto, te prometo que dejarás de decir “esto lo tenía que haber escrito” y empezarás a contar historias que realmente valgan la pena.
¿Viajar te hace mejor escritor?
Sin dudas. Viajar agudiza los sentidos. De repente, te fijas en detalles que en casa ignorarías. La forma en que una anciana vende fruta en un mercado de Marrakech, la expresión de un músico callejero en Praga, el sonido de los pasos en un callejón vacío de Kioto.
Todo eso es material de primera.
Pero si no lo atrapas en el momento, se va. Y lo que no escribes, desaparece.
Por eso escribimos. Para capturar lo efímero. Para hacer que un instante dure para siempre.
Si no sabes por dónde empezar, tengo buenas noticias.
No dejes que tus recuerdos se pierdan en la memoria. Aprende a escribir en cualquier lugar, sin esperar la inspiración perfecta.
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P.D. Piensa en el mejor momento de tu último viaje. Ese instante que quisieras revivir con cada detalle intacto. Ahora dime, ¿realmente lo recuerdas todo? ¿El color exacto del cielo? ¿El olor del aire? ¿Las palabras exactas que alguien dijo?
No, no lo recuerdas. Crees que sí, pero la verdad es que tu memoria ya empezó a borrar los matices, a distorsionar los detalles, a rellenar los huecos con suposiciones.
Y en un año, ese momento increíble que juraste no olvidar se habrá convertido en un par de imágenes borrosas y una sensación vaga.
Si no escribes, desaparece.
Así de simple. Así de brutal.