¿Quieres posicionarte como experto? Tu libro no es un folleto, es tu tarjeta de poder
Muchos autores de no ficción escriben un libro como si fuera un resumen de su curso, una recopilación de sus ideas, o una forma elegante de decir “yo también tengo algo publicado”. Y no está mal. Pero si ese libro no te posiciona como experto real, si no se convierte en una especie de tarjeta de presentación poderosa… entonces perdiste una oportunidad brutal.
Tu libro no es un folleto. No es un catálogo de lo que sabes. Es una declaración de autoridad. Es tu mensaje empaquetado en una experiencia que diga, sin gritar, “yo sé de esto porque lo viví, lo estudié y lo practiqué”.
Y aquí es donde yo pienso que muchos se equivocan: hacen un libro técnico, lleno de definiciones, sin alma, sin historia, sin conflicto… y esperan que eso genere autoridad. Pero el lector no te respeta porque pongas citas académicas. Te respeta porque conectas, porque enseñas con claridad, y porque siente que tú ya pasaste por el camino que él quiere recorrer.
Así que si quieres que tu libro te posicione, olvídate de sonar inteligente. Apunta a sonar útil. Cercano. Real. Que el lector diga: “Esta persona me entiende. Esta persona no solo sabe… ha estado ahí.”
Incluye experiencias personales. No para presumir, sino para mostrar recorrido. “Yo también dudé”, “Yo también caí en el barro”, “Esto fue lo que funcionó para mí y por qué creo que puede funcionarte a ti.” Esa es la voz del experto que no suena a gurú, pero que tiene autoridad real.
Incluye casos. No necesitas mil. Solo unos pocos bien contados. Gente con la que trabajaste, cambios que viste, errores comunes que corregiste. Cada historia de éxito que cuentes —si está bien narrada— es como un testimonio sin pedirlo.
Incluye visión. No solo datos. ¿Qué piensas tú de tu sector? ¿Qué crees que viene? ¿Qué crítica harías a las modas actuales? Eso te posiciona no solo como alguien que sabe… sino como alguien que piensa. Y en un mundo lleno de ruido, eso vale oro.
Tu libro puede (y debe) ser la base de muchas cosas: conferencias, cursos, podcast, artículos, colaboraciones, entrevistas. Pero para que eso pase, primero tiene que dejar claro quién eres y por qué deberían escucharte.
Y eso se hace escribiendo con intención. Con foco. No repitiendo lo que ya dijeron todos. No rellenando páginas para que parezca más “profesional”. Se hace mostrando lo que tú tienes, lo que tú ves, lo que tú sabes hacer mejor que nadie.
P.D. – Un libro no te convierte en experto. Pero si ya lo eres, tu libro tiene que gritarlo desde adentro. Porque si no lo haces tú, otro con menos experiencia y más marketing se va a llevar el puesto que era para ti.