Novelas cortas y novellas: el futuro de la lectura exprés
En un mundo donde todo compite por segundos de atención, la novela corta ha vuelto con una venganza. Y no, no es por pereza lectora. Es porque el lector actual quiere sentir algo potente sin necesidad de comprometerse con un mamotreto de 500 páginas. Quiere intensidad, ritmo, emociones concentradas. Y ahí es donde las novellas brillan.
Una novella es una forma de narración que se ubica en un punto intermedio entre el cuento y la novela. No es tan breve como el cuento, que suele concentrarse en una escena o momento puntual, ni tan extensa y compleja como una novela, que puede desarrollar múltiples tramas y personajes. La novella se caracteriza por su enfoque en un solo conflicto central, con pocos personajes y un ritmo narrativo más ágil que el de una novela convencional.
Aunque el término “novella” proviene del italiano y es muy utilizado en el ámbito literario anglosajón, en español lo que más se le parece es la “novela corta”. Su longitud suele estar entre las 15.000 y 40.000 palabras, lo cual la hace ideal para explorar una idea poderosa sin necesidad de extenderla más de lo necesario. Es una forma narrativa que permite profundidad sin excesos, y que muchos autores han elegido para contar historias intensas, directas y memorables.
Autores como Kafka, Hemingway o Stefan Zweig han escrito novellas que se han convertido en clásicos. Hoy en día, también es una forma muy valorada por lectores que buscan una experiencia literaria completa pero manejable, y por escritores que quieren experimentar con ideas que no necesitan convertirse en una novela de 300 páginas.
Estamos hablando de obras que se leen en una tarde, pero te acompañan toda la semana. Textos que no se dispersan, que no tienen paja, que van al grano como si cada palabra costara vida. Y en 2025, están volviendo a ser no solo populares, sino rentables.
¿Por qué?
Porque encajan con el estilo de vida moderno y un lector puede terminarlas sin frustrarse. Son perfectas para el formato digital y se adaptan genial al audiolibro. Y si lo haces bien, puedes escribir varias al año sin quemarte como ocurre con una novela épica que te pude dejarte exausto.
Para autores independientes, las ventajas son brutales. Las novelas cortas requieren menos tiempo de producción, menos inversión en corrección, menos complejidad de estructura… y sin embargo, pueden tener un impacto literario y emocional igual —o incluso mayor— que libros mucho más largos.
Hay algo especial en lograr contar una historia completa y con gran peso emocional, en 120 o 150 páginas. Algo que exige precisión, enfoque y un dominio brutal del ritmo narrativo. Pero cuando lo logras, el lector te lo agradece y pide más.
Plataformas como Amazon KDP adoran estos formatos. Se prestan al consumo en Kindle Unlimited, a lanzamientos en serie, a estrategias de “libro puente” entre una novela y otra. Y si lo combinas con audio, puedes ofrecer experiencias compactas, adictivas y de altísima calidad.
Lo curioso es que la novella ha existido siempre. La metamorfosis, El viejo y el mar, De ratones y hombres… Todas joyas que no superan las 150 páginas y que aún así (o justo por eso) se estudian, se citan y se recuerdan.
Hoy, gracias a la autopublicación y a la libertad de formato, esta narrativa condensada vuelve a tener su lugar. No necesitas convencer a una editorial de que “no es tan corta como parece”. Solo necesitas escribirla, editarla bien y lanzarla con intención.
Las novelas breves siguen siendo una forma narrativa ideal para explorar historias intensas y profundas en un formato ágil. Entre las más destacadas actualmente se encuentra Distancia de rescate (128 págs), de Samanta Schweblin, una inquietante reflexión sobre la maternidad, el miedo y lo invisible, contada con tensión y lirismo. La música del silencio (152 págs), de Patrick Rothfuss, es una pieza poética ambientada en el universo de “El nombre del viento”, centrada en la misteriosa Auri y su mundo silencioso y mágico. Amor en el apagón (alrededor de 130 págs), de Eva Alton, ofrece una comedia romántica fresca, con toques de magia, ideal para quienes buscan una lectura ligera y entrañable. Por último, Ella ríe con palabras (aprox. 140 págs), de Concha Barbero, es una novela corta que celebra el poder de la palabra como camino hacia la transformación y la libertad interior.
Eso sí, no confundas breve con superficial. La novela corta no perdona errores. No puedes estirarte. No puedes divagar. Cada página tiene que empujar hacia adelante. Cada escena debe contar y cada diálogo, importar.
Pero si lo haces bien… te van a leer enteros. Sin saltarse párrafos. Sin abandonarte a la mitad. Y eso, hoy en día, es oro puro.
P.D. – No es cuestión de escribir más corto por moda. Es cuestión de escribir con filo. Y si consigues clavar un cuchillo de 120 páginas directo al alma, créeme que tu lector no te va a soltar nunca.