De Word a Amazon en 7 pasos: tutorial para publicar sin pagarle a nadie
Si tienes un libro escrito en Word y te estás comiendo las uñas porque no sabes cómo demonios subirlo a Amazon sin que te sableen por el camino… este artículo es para ti. Porque publicar no tiene por qué costarte nada. Cero. Ni un euro. Si tienes tiempo, conexión a internet y un poco de ganas, puedes hacerlo tú mismo.
Aquí va el paso a paso, claro y sin rodeos. Para que pases de “tengo un Word” a “mi libro está en Amazon” sin pedir favores, sin pagar cursos raros y sin que nadie te toque el bolsillo.
1. Termina tu manuscrito en Word
Ya, ya sé que parece una obviedad. Como decirle a alguien que si quiere correr un maratón lo primero es que se compre unas zapatillas. Pero tú y yo sabemos que lo obvio suele ser justo lo que la mayoría no hace. Así que sí, lo primero: termina tu manuscrito. Pero de verdad, ¿eh? No me vengas con que está “casi” o que “falta solo un capítulo” o “una revisión rápida” porque eso es como decir que tienes un coche nuevo… sin ruedas.
Y cuando digo “terminado” no me refiero a que hayas llegado a la última página soltando un “ya está, por fin” entre lágrimas de desesperación. Me refiero a que tenga principio, desarrollo, y un cierre que no parezca una excusa mal disimulada para dejar de escribir. Que lo hayas releído con cariño, no con odio. Que no empiece un capítulo diciendo “aquí falta algo pero luego lo meto” porque luego no lo metes nunca. Que no tenga faltas de ortografía como puñetazos en el ojo. Que hayas cortado lo que sobra sin miedo, aunque sea esa escena que te parecía brillante pero que solo entiendes tú.
Y sobre todo, que cierres el documento de una vez. Que lo guardes. Que le pongas FIN aunque te tiemblen los dedos. No perfecto. No inmortal. Cerrado. Que ya tocará corregir, mejorar, pulir. Pero el primer paso no es ser Shakespeare. El primer paso es terminar.
2. Maqueta tu libro en Word
No te emociones, que aún tienes trabajo. Ahora toca una cosa que parece aburrida pero es más importante de lo que la mayoría cree: formatear el texto. Y aquí es donde se caen muchos, justo antes de la meta, porque creen que con escribir ya está todo hecho. Como si un buen guiso se sirviera en el tupper de los calamares del viernes pasado. Pues no. Aquí también importa la presentación.
Usa los estilos del Word, que para eso están. Título es título. Subtítulo es subtítulo. Y el cuerpo del texto con su cuerpo de texto. Nada de andar metiendo espacios como si estuvieras sembrando patatas. Que el texto se alinee porque lo dices tú, no porque fuiste golpeando la barra espaciadora hasta que “más o menos” quedó «maomeno». Porque no, en realidad no es un trabajo presentable y lo sabes.
Y por favor, al final de cada capítulo: “Insertar salto de página”. No le robes dignidad a tu novela con un salto de línea cutre como si estuvieras escribiendo apuntes de clase. Usa fuente decente, de las que se entienden y no dan dolor de cabeza. Garamond, Times, Georgia… nombres de confianza. Y tamaño 12 o 11, que no estás mandando una carta a tu abuela ni intentando ahorrar tinta.
Ah, y guarda una copia en DOCX, sí, pero también en PDF. Porque cuando lo veas en PDF, de pronto, vas a notar que se parece mucho más a un libro. Y esa sensación… esa sensación, sí que engancha y motiva.
Método para maquetar tu libro en Word, cuando crees que es una «misión imposible» (2025)
3. Diseña tu portada
Aquí es donde muchos se echan a perder. Como si lo del diseño fuera un misterio reservado a iluminados con gafas redondas y barba hipster. No lo es. No necesitas estudiar cinco años en Salamanca ni pagarle a un diseñador sueco que solo acepta pagos en bitcoins. Solo necesitas usar la cabeza y, si puedes, canva.com.
Sí, así tal cual: canva.com. No serás un profesional pero puedes parecerlo. Entras, te registras en tres minutos (si no sabes cómo hacer eso, apaga y vámonos) y buscas una plantilla que diga “Kindle cover” o “portada para libro”. Y ahí ya tienes el 80 % del trabajo hecho. Escoges la que más te guste, cambias el título, pones tu nombre (con orgullo, caramba, que es tuyo) y metes una imagen decente. Y con decente no me refiero a una selfie tuyo con cara de profundo, me refiero a algo que diga algo, que enganche, que tenga la intención de vender tu libro.
Y ahora viene lo importante. Lo que nadie te dice pero todos deberían tatuarse en la frente: tu portada tiene que verse bien en miniatura. Porque cuando estés en Amazon no vas a tener un cartel de Times Square. Vas a tener una fotito de dos centímetros en una lista de veinte libros. Y si el título no se lee desde ahí, estás muerto. Da igual que hayas escrito la próxima obra maestra. Si parece un prospecto de jarabe para la tos, nadie lo va a abrir.
Hazlo simple. Hazlo claro. Hazlo que destaque. Y si puedes, que te dé un poquito de envidia cuando lo veas. Así sabrás que vas bien.
4. Crea tu cuenta en KDP
Vamos al lío, que ya va tocando. Ahora tienes que subir tu libro al mundo y para eso necesitas una cuenta en KDP. ¿Y qué es KDP? Kindle Direct Publishing, el sistema de autopublicación de Amazon. No es magia, no es un club exclusivo, no necesitas escribir en latín ni tener un padrino en Seattle. Solo necesitas hacer clic aquí: kdp.amazon.com.
Si ya tienes cuenta en Amazon, te sirve. No hace falta que montes otro circo de contraseñas. Pero si no la tienes, pues te creas una. Es gratis. Gratis de verdad. Sin letra pequeña ni trampas. No te piden un riñón ni te hacen un test de ortografía.
Luego viene la parte que da más pereza: completar los datos fiscales. Sí, ya sé que a ti te gusta escribir, no rellenar formularios. Pero si quieres que Amazon te pague (y vaya si lo quieres), toca decirle a Hacienda que tú escribes, publicas y cobras. Nada del otro mundo. Añades tu IBAN, pones tus datos, confirmas lo que haya que confirmar y listo.
La clave está en dejarlo todo bien configurado desde el principio. Para que no tengas que volver luego a pelearte con números, bancos y burocracias. Y créeme, cuando te llegue el primer ingreso de Amazon, aunque sea de 3,74 €, vas a querer celebrarlo como si fuera el Nobel.
5. Sube tu libro a KDP
Este paso es el que convierte tu manuscrito en algo real. Aquí es donde dejas de ser “alguien que está escribiendo un libro” y te conviertes, oficialmente, en autor publicado. Así que presta atención, porque es más fácil de lo que parece, pero si lo haces con prisas, metes la pata.
Una vez dentro del panel de KDP, le das a ese botón que dice “Crear ebook Kindle”. No hace falta tener un máster, ni leer instrucciones ocultas. Está ahí, bien grande, esperándote.
Y ahora empieza el juego bonito: metes el título (el de verdad, no el provisional que le pusiste cuando empezaste), el subtítulo si lo tienes, una descripción que no parezca escrita por un robot ni por un vendedor de humo, y las palabras clave. Sí, eso que la gente buscará para encontrar libros como el tuyo. Aquí no pongas cosas como “libro bueno”, pon lo que la gente de verdad teclearía. Y lo mismo con las categorías. No te pongas poético. Sé práctico y sobre todo realista.
Después subes el archivo en Word. Y no, no tienes que convertirlo a EPUB ni hacer malabares. Amazon ya se encarga. Tú solo sube el .docx y cruza los dedos. También es el momento de subir tu portada. ¿Te acuerdas de la que hiciste en Canva? Pues es ahora cuando demuestra si vale o si parece hecha con Paint por tu sobrino con consejos de tu cuñado.
Y, muy importante: dale al botón de “Vista previa”. Es tu último muro de contención antes del desastre. Mira cómo queda. Fíjate si hay líneas cortadas, espacios raros, errores tontos. Si ves algo que chirría, vuelve a tu Word, corrige, guarda y vuelve a intentarlo. Las veces que haga falta. Porque una vez lo publiques, será tu cara la que quede ahí pegada, y si está mal, te perseguirá como un ex que no supera la ruptura.
6. Establece tu precio y territorios
Y ahora, el momento incómodo. El de ponerle precio a tu criatura. Porque claro, aquí es donde te preguntas si lo tuyo vale más que un café con leche o menos que una app para aprender a tocar la flauta. Pero tranquilo, que esto tiene más lógica de la que parece.
Para empezar, lo que mejor funciona si estás arrancando es moverte entre los 2,99 € y los 5,99 €. Ni te pases de humilde poniendo 0,89 €, que eso huele a desesperación, ni te subas a la parra creyéndote Paulo Coelho y plantando un 12,99 € sin haber vendido ni uno. Hay que encontrar un precio que diga “oye, esto vale algo”, pero que no asuste.
Y no te olvides del tema royalties. Amazon te da a elegir entre el 35 % y el 70 %. Y claro, tú quieres el 70 %, ¿verdad? Pues asegúrate de cumplir con las condiciones (como no pasarte del precio tope) y márcalo sin pensarlo. No es que vayas a hacerte millonario mañana, pero cada céntimo cuenta. Y si vas a cobrar, cobra como Dios manda.
Después, selecciona todos los territorios. TODOS. Nada de andar eligiendo solo España o México “porque es donde vivo”. Déjate de localismos. Esto es internet. Tu libro puede acabar en manos de alguien en Japón que hable español mejor que tú. Y eso es bonito. Déjalo abierto y que el mundo decida.
7. Pulsa “Publicar” y respira hondo
Este es el momento. No es un simulacro. No es una prueba. Aquí es donde haces clic en ese botón glorioso que dice “Publicar” y te tiemblan un poco las manos, como cuando mandas un mensaje que sabes que va a cambiar algo.
Le das. Y ya está.
Ahora respira. Hondo. De verdad. Porque Amazon se tomará su tiempo. Entre 24 y 72 horas para revisar que no hayas subido una novela con insultos a Jeff Bezos en la primera página o fotos de tus pies como arte conceptual. Si todo va bien (y va a ir bien), tu libro estará online. Visible. Vivo. Ahí fuera, listo para que cualquiera lo encuentre, lo lea, lo odie, lo recomiende, lo critique o lo ame.
Y entonces sí, puedes compartirlo con el mundo. Poner el enlace en tus redes, avisar a tu madre, gritarle a tu ex que tú sí cumpliste tus sueños. Lo que te dé la gana. Porque ahora tienes algo que mucha gente ni se atreve a intentar: un libro publicado. Sin enchufes. Sin editoriales. Sin pagarle 900 € a alguien que solo te cambia la fuente y te cobra como si hubiera escrito la Biblia.
Lo hiciste tú. Desde cero. Como los valientes.
Publicar no es difícil. Lo difícil es escribir. Lo otro es seguir pasos. Así que si ya escribiste, no te frenes ahora. Publica. Y después de publicar, ya hablaremos de cómo venderlo. Pero eso, otro día.