Siete puntos básicos para escribir tu libro

Existe un estigma asociado a los autores que recurren a otros escritores y editores para obtener ayuda con su trabajo. Aunque resulte a todas luces injusto, algunas personas ven esta asistencia externa como una ventaja desleal, una forma de engaño literario. ¿Cuál es la razón?

De los escritores se espera que sean capaces de preparar por entero su propio trabajo. Curiosamente, esto es exactamente lo contrario de lo que encuentras en otras profesiones. Un actor no escribe su guión, un deportista no crea su rutina de entrenamiento.

Sin duda, los escritores reciben un trato diferente en relación a estos otros profesionales. Nadie supone que un libro de un talentoso escritor sea tomado por un editor que corrija o reescriba parte del argumento.

Sin embargo, las cosas no funcionan así en la realidad. Los autores más vendidos, escritores de revistas, periódicos y columnistas, todos cuentan con editores. La gran mayoría de libros que ves en el mercado, seguramente pasaron por segundas y terceras opiniones (y correcciones) antes de ponerse a disposición de la audiencia final.

¿Qué hay de malo en que un libro sea analizado y corregido previo a su publicación? ¿Cómo evitar que se condene a un escritor por eso? Una opción es ignorar a los detractores. Seguir adelante y obtener toda la ayuda disponible para realizar el mejor trabajo. Pedirle a un amigo o familiar que tenga buenos conocimientos de gramática que reviste tu trabajo, aconseje los cambios que desde su óptica determine necesarios. Si no hay nadie en tu círculo social cercano que pueda hacerlo, existen muchas personas y empresas que ofrecen servicios de corrección y edición. Si el tiempo y el presupuesto lo permiten, debes aprovecharlo.

Pero ¿qué pasa cuando las circunstancias te obligan a realizar todo el trabajo por cuenta propia? Si no deseas que nadie colabore en tu libro y deseas hacerlo todo tú mismo ¡también es correcto! Pero deberás conocer y no pasar por alto los siguientes puntos, no importa que tan creativa sea tu historia.

1. Ortografía

Puedes utilizar el corrector ortográfico de tu programa de textos, pero no te bases exclusivamente en él. Verifica las palabras si no estás seguro sobre como se escriben, incluso si el software lo aprueba: puede que no sea correcto. Utiliza el corrector automático solo como una guía. Nunca pienses «no se darán cuenta de un pequeño error» o «unos pocos errores de ortografía no tienen importancia». La tienen y mucha.

Si alguien te dijo que hoy en día la ortografía ya no cuenta… quien lo hizo, no tiene absolutamente idea sobre libros.

2. Gramática

Muchas personas aconsejan que intentes escribir de la misma forma que hablas.  Está de moda decir esto especialmente en los círculos de publicación digital, pero lamentablemente solo funcionaría si al hablar te expresas correctamente. De no ser así, deberías dar un repaso a tus apuntes de gramática antes de lanzarte a escribir.

3. Puntuación

Asegúrate de poner todas los puntos y comas necesarias. Verifica que las preguntas cuentan con su correspondiente signo «¿» de apertura ¡No vale decir que en inglés no se utiliza! o como tal vez has oído en ocasiones: «En internet ya no se usa». Recuerda: no estás escribiéndole un email a un amigo, tampoco estás chateando, enviando un SMS o escribiendo un comentario en Facebook ¡Estás escribiendo un libro!

4. Errores tipográficos

Muchos hablan de «los duendes de teclado», esos errores que cometemos al teclear y no siempre detectamos en las correcciones. Para evitar estos errores debemos realizar varias lecturas previas a la publicación, así como encargar una prueba de lectura a un conocido o bien a un profesional.

5. Claridad

Cuando un escritor tiene claro lo que está diciendo, a veces pasa por alto otras posibles interpretaciones. Debemos intentar que la idea se refleje tal como deseamos que lo haga o simplemente nuestros lectores no comprenderán lo que queremos decir.

6. Consistencia

Si existen dos o más formas aceptables para una misma palabra, es recomendable utilizar solo una de ellas a lo largo de todo el escrito. Ejemplos a observar son: TV/televisión o EE.UU./U.S.A./Estados Unidos De Norteamérica.

7. Organización

Controla que tus pensamientos fluyan de una manera lógica y comprensible. Nadie podrá entender lo que escribes si no logras hacerte entender. Cada forma de comunicación debe ajustarse a su respectiva audiencia. No es lo mismo escribir para niños que para adultos, no es lo mismo escribir para un público femenino que para uno masculino. No es igual un cuento infantil que un tratado de física cuántica o un manual de WordPress. Diferentes audiencias requieren diferente tipo de lenguaje.

Continuaremos con el tema en próximos artículos.

Muchos éxitos.

Javier Carbajal

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