Los Primeros Pasos Para Convertirte En Un Escritor ¡Y Convencerte Que Lo Eres!

¿Cuál es el primer paso para convertirse en escritor o escritora? No, no es “ponerse a escribir”.

Suena lógico, ¿verdad? Pues no, al menos no es la respuesta que yo tengo en mente.

Hablando con otros escritores y a través de mi propia experiencia, he descubierto que el mayor obstáculo para los nuevos escritores no es la falta de tiempo, ni el bloqueo creativo, ni siquiera el miedo al rechazo. No, el verdadero enemigo es más sutil: no creen en sí mismos como escritores.

Lo repito: no piensan en sí mismos como escritores.

Este pequeño detalle, aparentemente inofensivo, puede hacer o deshacer a cualquier persona que quiera dedicarse a escribir. Mientras no desarrolles esa convicción interna, estarás saboteándote constantemente, dándole la razón a esos que no valoran tu trabajo y, peor aún, dándote menos valor a ti mismo.

¿Te suena familiar? ¿Alguna vez has sentido esa duda que te carcome?

Si es así, estás en buena compañía. Miles y miles de escritores han caminado por ese mismo sendero. Pero te preguntarás, ¿cómo diablos te convences a ti mismo de que eres un escritor cuando no estás ganando ni un centavo con lo que escribes?

Aquí es donde empieza el verdadero trabajo.

Primero, pregúntate: ¿Qué sientes cuando escribes? Si estás aquí, leyendo esto, imagino que sientes un impulso incontrolable por compartir algo, por expresar esas ideas que te hierven en la cabeza. Tal vez aún no sepas si lo tuyo es la poesía, la novela, el ensayo, o el cuento. No importa. Lo que importa es que tienes algo que decir y una necesidad feroz de que el mundo lo escuche.

¿Estoy en lo correcto?

Hagamos un experimento. Toma un lápiz, un bolígrafo, o siéntate frente a la computadora. Escribe algo. Lo que sea. No te preocupes por la perfección ni por el orden. Solo escribe con el corazón en la mano. Y cuando hayas terminado, aquí viene la parte difícil: muestra lo que escribiste a alguien. Un amigo, un familiar, no importa quién. Solo hazlo.

Y luego, observa. ¿Cómo reacciona tu lector? ¿Ríe? ¿Llora? ¿Te mira con cara de póker? Da igual. Lo importante es que, si hay una reacción, cualquier reacción, ya has logrado algo. Tu escrito ha provocado una emoción, y eso es un triunfo.

¡Es motivo suficiente para seguir adelante!

Te cuento algo. Hace poco, una adolescente me escribió, preocupada porque estaba escribiendo una novela en secreto y temía que su madre la descubriera. Temía que su madre pensara que las situaciones que describía eran cosas que ella realmente había hecho. ¿Puedes imaginarlo? ¡Lo que había escrito era tan creíble que su madre pensaría que era real!

Ese tipo de retroalimentación es oro puro. Y no se consigue todos los días.

Una vez, un escritor me confesó: «No sé si lo que escribo es bueno, pero cada vez que lo leen, lloran.» Le dije que no podía pedir una señal más clara. Si tus palabras hacen que alguien llore, reaccione, o incluso se quede en silencio, entonces ya estás haciendo algo bien.

Y hablando del silencio, aquí va un consejo: si te cuesta decidir qué escribir, dedica unas horas del día a estar en silencio. En serio. Aprende a cerrar la boca y a escuchar tu voz interior. Esa voz es la que te susurrará las ideas que luego se convertirán en tus mejores trabajos. Algunos rezan, otros meditan. No importa cómo lo hagas, lo importante es liberar espacio en tu mente para que esas ideas puedan brotar.

No te preocupes si aún no sabes exactamente qué escribir. Las ideas vendrán si les das espacio para aparecer.

Lo más importante de todo: recuérdate a ti mismo, constantemente, que eres un escritor. Porque lo eres. Cada vez que te sientes a escribir, tienes que sentir que estás emprendiendo un viaje. Un viaje que te llevará a explorar nuevas experiencias, a expresarlas y, al mismo tiempo, a adquirir otras que también querrás expresar.

Sería bueno que pusieras en tu lugar de trabajo algunos recordatorios de que escribir es parte de lo que eres. Palabras como “crear” o “inspirar”. Imágenes de tus personajes o escenas que te emocionen. Haz que tu espacio de escritura sea tu santuario, un lugar donde tu imaginación pueda volar libre.

Cada vez que te sientes a escribir, entra en tu mundo. El resto es solo práctica. Escribe, escribe y sigue escribiendo. Porque escribir todos los días, lo creas o no, es lo que hace a un escritor.

Espero que estas ideas te ayuden a dar esos primeros pasos para empezar a verte como un escritor o una escritora de verdad. Lo que escribas a partir de ahora, y cómo lo hagas, depende solo de ti.

Que tengas un buen viaje. Te deseo mucho éxito en este camino.

Javier Carbaial

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