La historia de Fernando Gamboa no es precisamente la de un tipo de corbata bien planchada que aparece en galas diciendo frases huecas y con sonrisa de catálogo. Es todo lo contrario para nosotros, los escritores autopublicados. Porque está llena de giros, cojones y decisiones que a cualquiera le habrían dado vértigo. Y porque, además, es real. Tan real como tú ahora mismo leyendo esto.
Fernando nace en Barcelona, año 1970, en un entorno donde los libros no es que fuesen caros de adquirir, es que eran casi un lujo. Pero no le hizo falta una biblioteca de la ciudad condal para adentrarse en el mundo de la aventura. Se fue por el mundo. Así, tal cual. Lo mismo lo encontrabas de buceador en Honduras que enseñando español en Guinea Ecuatorial o jugándose la vida –y las cartas– en una mesa de póker. Y te digo algo, ese currículum vitae no te lo arregla ni Harvard.
Pero lo mejor (o lo peor, según se mire) vino cuando una enfermedad le obligó a parar en seco. Dos años en cama. Dos años de mirar el techo y preguntarse qué coño hacer con su vida. Y fue entonces, justo ahí, cuando agarró un teclado y escribió su primera novela. No por fama. No por dinero. Por necesidad. Por ganas de vivir. Y vaya si vivió.
El resultado se llamó “La última cripta”. Una mezcla de aventuras, historia, y ese aire de misterio que te hace no querer soltar el libro ni aunque se te esté quemando la cocina. Lo mandó a una editorial, como se hacía antes, y le publicaron. Pero no tardó mucho en darse cuenta de que ese mundo iba con freno de mano. Regalías de miseria, burocracia hasta para respirar, y una sensación constante de que el pastel lo comían otros. Y me hago cargo.
Así que hizo lo que hacen los valientes: mandarlo todo a tomar por saco y empezar de cero. Esta vez, autopublicado. Con Amazon, sin intermediarios, sin corbatas diciéndole cómo tenía que escribir. Y entonces ocurrió algo que no al menos en ese momento no pasaba casi nunca: la petó.
Vendió cientos de miles de copias. Su novela voló. Se tradujo. Se convirtió en fenómeno. Y él, en referente de todos esos escritores que no quieren esperar la llamada de ninguna editorial para sentirse válidos.
Desde entonces, ha escrito más de una decena de libros, todos autopublicados, todos con ese sello suyo: personajes con más capas que una cebolla, tramas que se comen en un fin de semana y un estilo que no se anda con vueltas. Ni falta que hace.
Hoy, Fernando Gamboa no solo es un escritor reconocido. Es un símbolo. Una bandera que agitan todos esos que quieren contar historias sin pedir permiso. Que saben que el talento no siempre viene con contrato editorial, pero sí con huevos, trabajo y lectores. Muchos lectores.
Si hay algo que Fernando Gamboa sabe hacer bien, es agarrarte por la solapa y meterte de cabeza en una aventura que te deja sin aliento. Este tipo no escribe historias, te lanza a ellas. Vamos a repasar algunas de sus obras más destacadas, esas que si no las has leído, ya estás tardando.
La Última Cripta
Aquí es donde todo comenzó. Imagina a Ulises Vidal, un buceador que, en lugar de encontrar peces de colores, se topa con una campana del siglo XIV en aguas hondureñas. ¿Qué hace una reliquia medieval en el Caribe? Pues eso mismo se pregunta Ulises, y así arranca una búsqueda frenética que lo lleva por medio mundo, desenterrando secretos que podrían reescribir la historia. Acción, misterio y un ritmo que no te deja respirar.
Ciudad Negra
Si creías que Ulises se iba a quedar tranquilo después de su primera aventura, estás muy equivocado. En esta secuela, nuestro intrépido buceador se adentra en la selva amazónica en busca de una ciudad perdida. Pero claro, no todo es tan sencillo; entre tribus hostiles, enigmas ancestrales y una naturaleza que no perdona, Ulises y su equipo tendrán que luchar por cada paso que den. Una novela que combina lo mejor de Indiana Jones con el ritmo trepidante de Gamboa.
Capitán Riley
Cambiamos de tercio y nos vamos a los años 40. Alejandro M. Riley es el capitán de un modesto barco que se dedica al contrabando en el Mediterráneo. Pero cuando una misión aparentemente sencilla lo mete de lleno en una trama de espionaje internacional en plena Segunda Guerra Mundial, las cosas se complican. Acción naval, intriga y personajes con más capas que una cebolla. Si te gustan las historias de espías con sabor clásico, esta es la tuya.
Redención
Nuria Badal es una joven policía en una Barcelona asfixiante donde el terrorismo, la corrupción y el extremismo campan a sus anchas. Tras un incidente brutal en acto de servicio, Nuria se ve envuelta en una conspiración que la supera. Gamboa nos sumerge en un thriller que, además de mantenerte pegado a las páginas, te hace reflexionar sobre la sociedad en la que vivimos.
Piel
En esta novela, Gamboa vuelve a poner a Nuria Badal en el centro de la acción. Un thriller policíaco donde la agente se enfrenta a un oscuro misterio que la llevará a cuestionar todo lo que creía saber. Una historia que te atrapa desde el principio y no te suelta hasta el final.
Guinea
Aquí nos trasladamos a África. Blanca Idoia, una antropóloga española, se ve envuelta en una trama de corrupción y peligro en Guinea Ecuatorial. Perseguida y sin saber en quién confiar, Blanca deberá luchar por su vida en un entorno hostil. Una novela que combina aventura, denuncia social y un ritmo que te mantiene en vilo.
La Historia de Luz
Esta es una de esas historias que te tocan el corazón. Luz es una niña colombiana con una vida llena de dificultades, pero con una luz interior que ilumina a todos a su alrededor. Gamboa nos ofrece un relato emotivo y esperanzador que nos recuerda la importancia de la resiliencia y la bondad humana.
Cada una de estas novelas es una puerta a un mundo donde la aventura y la emoción están garantizadas. Si aún no has tenido el placer de perderte en las páginas de Fernando Gamboa, ya tienes deberes.
No digas que no te lo advertí.
Si después de leer esto no te entran unas ganas locas de devorar estos libros, es que algo en ti necesita una buena dosis de aventura. Luego me cuentas.
Y si tú, que estás leyendo esto, tienes una historia metida dentro que aún no has sacado por miedo, por dudas o por esperar la “oportunidad perfecta”, ya te lo digo yo: la oportunidad eres tú.
Y el ejemplo se llama Fernando (al menos lo es para mí). Que no esperó a que nadie le dijera “vale, ya puedes”. Se lanzó. Y ganó.
P.D.: Si después de esto te entran ganas de escribir o de leerte todas sus novelas de un tirón, enhorabuena. Te acabas de topar con la mejor epidemia posible. Se llama pasión. Y no tiene cura.
Puedes adquirir sus libros en https://gamboaescritor.com, en Amazon y en cualquier librería de tu ciudad.